Horacio Rodríguez Larreta fue presidente antes de tiempo y, como suele pasar con quienes se desayunan la cena, se quedó sin nada. Tras protagonizar el mayor fracaso electoral de 2023, el exintendente porteño ahora quiere volver a empezar. Desde abajo.
Este lunes, Larreta blanqueó que competirá el 18 de mayo en las elecciones legislativas de la Ciudad de Buenos Aires. Lo hará por afuera del PRO. Mejor dicho, contra el PRO. Así lo entendieron en el partido amarillo, donde calificaron la decisión del exalcalde como “una gran desilusión” que será “funcional al kirchnerismo y a La Libertad Avanza”.
Larreta encabezará la nómina de un sello que no está confirmado, lo que reafirma la sensación de que su candidatura tiene mucho de revancha personal, de obsesión por buscar una segunda oportunidad, como suele ocurrir con aquellas personas que arañaron la cima con la punta de los dedos y se dieron la trompa contra el piso. Tal vez por eso, en la sede del gobierno capitalino hundieron el dedo en la llaga y deslizaron que el lanzamiento de Larreta “no es una sorpresa” porque “hace varios años que en la persecución de sus intereses personales elige traicionar 22 años de trabajo dedicados juntos a transformar la Ciudad”.
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Horacio Rodríguez Larreta.
Larreta manejó durante 16 años la botonera de la ciudad más rica de la Argentina. Los ocho primeros, como jefe de Gabinete de Mauricio Macri. Los otros ocho, como jefe de Gobierno. Ahora busca empezar de nuevo y en diciembre seguramente ocupará una banca de concejal, como se llamaba a los legisladores porteños antes de la lavada de cara que la dirigencia le pegó a la Casa tras la declaración de la autonomía de la Ciudad, en 1996. ¿Alguien conoce en el súper el nombre de un legislador porteño? “Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”, escribió Joaquín Sabina.
Desde la Jefatura de Gobierno porteña, Larreta empezó a edificar su postulación presidencial para 2023 con paciencia de orfebre. El “método Larreta” fue una religión que ordenó con mano de hierro su vida y la primera burbuja que orbitaba en su derredor, donde no había diferencias entre la campaña electoral y la gestión. Sistemático, milimetrado y obsesivo, el maratonista se quedó sin nafta a metros de la línea de llegada.
Hace poco, dijo que su error fue haberse sentido presidente dos años antes. No estaba solo. Larreta fue el candidato de la política y por eso mismo perdió, como cayó derrotada toda “la casta” ante el huracán libertario. En su caso, la derrota fue doble, porque Patricia Bullrich le ganó en las PASO y no lo dejó llegar a octubre.
Hoy, a meses de cumplir 60 años, Larreta vuelve por la Ciudad, que parece ser el elemento identitario al que se aferra su cruzada tras abandonar el partido donde jugó de 2003 a esta parte. El camino parece demasiado largo para el fundamentalista de la moderación que jugó a ser el mejor alumno, el que cumplía todos los compromisos que asumía en público y se multiplicaba como Droopy en reuniones en los barrios, fotos con la dirigencia y conferencias de prensa. El electorado quería sangre, eligió al estudiante más bocasucia y despeinado de la clase y el resto es historia.
La ley del ex en la Ciudad de Buenos Aires
La candidatura de Larreta en las elecciones del 18 de mayo preocupa al oficialismo porteño porque abre una canaleta por la que pueden fugarse votos PRO justo cuando arrecia la ofensiva libertaria. “La ley del ex” se denomina en el fútbol a la superstición que indica que un jugador que se enfrenta a su club anterior seguramente le marcará un gol. En general, cuando ocurre, el goleador no festeja. Códigos.
Sin embargo, "la ley del ex" puede correr también para el partido de Javier Milei si Ramiro Marra, desterrado de La Libertad Avanza por la hermana presidencial, resuelve jugar y divide el electorado libertario.
Marra termina en diciembre su mandato en la Legislatura a la que llegó en 2021 acompañando (financiando) la primera aventura electoral de Milei. Este año puede ser un dolor de cabeza para la Casa Rosada. Paradojas porteñas.
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María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. ¿Rivales?
Puede haber otras. En aquel 2021, Larreta se instaló en modo croupier a repartir las cartas en Juntos por el Cambio. Envió a su entonces vicejefe Diego Santilli a pelear por la provincia de Buenos Aires y repatrió como candidata a diputada a la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, que también termina su mandato en el Congreso este año. ¿Será la amiga del alma del exalcalde la candidata de Jorge Macri el 18 de mayo? ¿Larreta deberá competir contra quien ungió en la Ciudad en su nombre hace cuatro años y conoce desde los tiempos del Grupo Sophia?
“Como todos aquellos que en cierto momento de su vida cambian de camino, me di vuelta a mirar lo que dejaba a mis espaldas. En aquella atmósfera borrosa de lluvia y de niebla todo parecía irreal". La frase podría pertenecer a Larreta, pero es del expresidente Juan Perón y aparece como acápite de La revolución es un sueño eterno. La novela de Andrés Rivera aborda la figura de Juan José Castelli, el revolucionario de Mayo considerado el orador más brillante de la gesta de 1810, que murió por un cáncer de lengua.
La utopía de la moderación en la Argentina crispada de la era libertaria puede ser un viaje de ida.