La UCR aportó diez rechazos a Lijo -también a García-Mansilla- cuando 15 días atrás sólo había dos detractores del juez. En el peronismo había más referentes de provincias con gobernadores que iban a ayudar. El kirchnerismo tenía decidido acompañar si había alguna prenda de cambio. Es por eso que, por orden de CFK, ningún referente de esa tropa se expresó en contra del juez federal en este año. Esperaron una negociación que nunca llegó.
La mala praxis de Javier Milei
García-Mansilla tuvo el boleto picado desde el arribo de su pliego al Senado. La versión que dejó trascender el Gobierno fue que, en verdad, Lijo fue una propuesta del juez de la Corte Ricardo Lorenzetti para compensar el poder que ejercen en el máximo tribunal sus enemigos Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz.
Según el relato libertario, no tenía sentido dejar asumir a Lijo si el académico no podía acompañarlo. Por eso el plan era nombrar a ambos por decreto si el Senado le daba la espalda. Ahora bien, con el rechazo de los pliegos, Milei quedó con menos influencia en la Corte que cuando asumió. Llegó a esa situación después de un año de rosca fallida.
Si García-Mansilla no renuncia al máximo Tribunal, como le exigen desde foros académicos y políticos, su permanencia seguirá judicializada. Rosatti y Rosenkrantz definirán, tarde o temprano, si los fallos que suscriba el académico serán válidos. Cuando falten firmas, al máximo tribunal lo completarán conjueces seleccionados por esa dupla, porque Milei tampoco se preocupó en definir una lista de sustitutos y hacerla votar en el Senado. Nadie se lo recomendó.
El Presidente intentará sostener a García-Mansilla hasta el 30 de noviembre, cuando vence el plazo del decreto de designación, pero no tiene claro qué hará después. ¿Volverá a nombrar jueces por decreto? Aún si la elección legislativa es mejor a lo esperado, para llegar a una mayoría especial en el Senado siempre se requiere ayuda de las oposiciones.
El final de la película no podía ser peor para la Casa Rosada: diseñó una estrategia para compensar el dominio de Rosatti y Rosenkranz, pero se convirtió en rehén de esa dupla. Todo por no evitar la sesión del jueves pasado en el Senado, que no hizo más que exponer la debilidad de la administración libertaria.
García-Mansilla deberá trabajar en la Corte para sus dos colegas más poderosos, tanto o más que como lo hacía Juan Carlos Maqueda, a quien Milei obligó a jubilarse por esa razón. Mientras tanto, el académico pide a gritos que el kirchnerismo presente pedidos de juicio político para que, con ese trámite, valide su asunción. Por ahora, nadie mordió el anzuelo.
Las razones del fracaso
Hay dos factores que influyeron en tamaño tropiezo del Gobierno, que son los mismos que hicieron natural sus derrotas en el Senado. Uno es la relación rota de Milei con Victoria Villarruel, quien sólo puede conseguir información del Ejecutivo si la atiende el jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
Cuando se reunió con las autoridades de bloque de la cámara alta en febrero, el ministro coordinador fue claro: las negociaciones judiciales no están a su cargo, sino de Santiago Caputo. El jueves volvió a verse como la ausencia de diálogo entre el asesor y la vicepresidenta le cuesta a Milei fracasos legislativos cuando el Gobierno más fuerte debe mostrarse.
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El rol de Caputo en un Senado fue el otro factor clave para la derrota Formado con Jaime Durán Barba, el asesor no le encuentra la vuelta a la negociación política. No se siente cómodo con diálogos horizontales, necesarios cuando un gobierno tiene debilidad legislativa; minimiza las derrotas y pone todas las fichas en la postverdad, su zona de confort. El fracaso de la ley Bases en febrero de 2024 lo pinta de cuerpo entero.
En el año que estuvieron los pliegos de la Corte en el Senado, ni en UP ni en el UCR, claves para la construcción de una mayoría especial, tuvieron un diálogo fluido con algún emisario de la Casa Rosada. Por eso los partidos tradicionales terminaron pateando el tablero en la Sesión, después de haberle permitido al Gobierno, en agosto, dos audiencias públicas con los candidatos a jueces muy amenas, un gesto que ningún libertario interpretó.
Sin contacto con la vicepresidenta, Caputo es el encargado de influir en la cámara alta, donde los fracasos de La Libertad Avanza ya se naturalizaron y, lo que más insólito, ni siquiera tienen relación con la imagen presidencial. Pueden llega una derrota con Milei midiendo más de 50 puntos, como en diciembre, cuando hubo un fallido intento por evitar la expulsión del senador Edgardo Kueider y darle una banca a La Cámpora, como finalmente ocurrió.
Con los pliegos de la Corte, Villarruel y Caputo no disimularon su disputa hasta el final. La vicepresidenta convocó la sesión con tres semanas de anticipación para darle tiempo al asesor a juntar los votos. La UCR pidió a gritos el retiro de los pliegos para evitar el rechazo. Molesta por las designaciones por decreto, CFK jugó a fondo para voltear ambos expedientes. La idea de una nueva mayoría automática en su contra en la Corte la obligó a romper. Nadie le acercó otra propuesta.
Pedidos finales
Recién el lunes pasado, Caputo aceptó que estaba frente a una derrota histórica. Su idea de jugar al límite sin mostrar las cartas tiene sus riesgos. Debería saber que empujar un camión cuando está cuesta abajo es casi imposible. Lo mejor es evitar que empiece a caer.
Milei, como siempre, se desentendió de las negociaciones y armó un viaje a Estados Unidos para recibir un premio y, en lo posible, acelerar el cierre del acuerdo con el FMI. Caputo supo que el Presidente justo quería ver a Donald Trump el día en que se iban a caer los pliegos para la Corte Suprema. Tuvo que salir a su rescate.
El asesor le suplicó a Vischi una tregua de 15 días, a cambio de nada. Ni siquiera acercó propuestas para completar las vacantes de los juzgados federales, como viene prometiendo hace un año. En el radicalismo quieren participar de esa discusión, pero nadie los convocó. Sólo se leyeron bombas de humo en los medios sobre mesas de negociaciones ficticias. La magia no sirve cuando te descubren los trucos.
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La propuesta de Caputo de postergar la sesión no fue bien recibida por el radicalismo y Vischi se puso al frente de la resistencia de su bancada. Molesto por tanto manoseo, con duros términos, el jefe del bloque de la UCR rechazó la propuesta del superliberario Ezequiel Atauche para suspender la sesión, que llegó minutos antes del sonido de la campana. El correntino sólo aceptó especular con el cuórum, pero ya en el recinto se cargó al hombro el rechazo a ambos pliegos, una posición que sostuvieron 10 de los 13 radicales.
Caputo ideó una última martingala fallida: pedirle a la vice, a través de senadores afines a Bartolomé Abdala, que firmara una resolución para postergar la sesión. El puntano, que estaba a cargo del debate porque Villarruel tenía que reemplazar a Milei en la presidencia, se negó. Antes habló con la titular del Senado, a quien la granja de trolls que reporta a la Casa Rosada la acusó de cometer un delito por permanecer en su oficina cuando ejercía la presidencia. Así está la interna. Nadie la controla.
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La irrupción de Macri
Con el fracaso de Caputo garantizado, Macri ya había decidido patear el tablero. Cosas que le pasan a un Gobierno cuando no frena escenarios adversos: todos se animan. Con el camión libertario cuesta abajo, el expresidente llamó a su jefe de bloque, Alfredo De Angeli, y le pidió rechazar ambos pliegos.
Sólo lo siguieron Victoria Huala y Martín Goerling (también Guadalupe Tagliaferri, pero responde a Horacio Rodríguez Larreta). El resto del bloque apagó el teléfono. Así está el PRO. Sólo De Angeli y Huala dieron cuórum, para dejar claro que el choque de Macri con Milei es personal y de frente. ¿Acaso Caputo convocó al bloque amarillo para definir los pliegos? No. Nunca llamó a nadie. Por eso se cayeron.
En Diputados, la oposición más dura tenía expectativa de conseguir macristas para sesionar el martes, activar una comisión que investigue el caso $LIBRA e interpelar a funcionarios sobre la presunta estafa por la que está investigado Milei, como su propia hermana. Este fin de semana la expectativa opositora de dar ese golpe era baja. El bloque PRO de la cámara baja es de tono más violeta: lo preside Cristian Ritondo, socio de los libertarios en la provincia de Buenos Aires.
Javier Milei y Karina Milei recibieron a Diego Santilli y a Cristian Ritondo
Javier Milei y Karina Milei recibieron a Diego Santilli y a Cristian Ritondo en la Casa Rosada.
Además, en Diputados Francos sí puso quinta y anunció que el miércoles 16 a la tarde, en la previa de semana santa, dará su informe de gestión. Sin el PRO, las autoridades de los bloques opositores que llamaron a sesión tienen bajas expectativas del cuórum. Dependen mucho de las ausencias de Unión por la Patria, que serán al menos seis. Si se suman otras no hay forma de abrir el recinto. Será decisiva la postura de Oscar Zago, el exjefe libertario que lleva candidato propio en la Ciudad con el MID.
En el Senado, habrá otro interno libertario de ganar una pulseada. Minutos después de la derrota por los pliegos, Villarruel citó a una sesión para tratar Ficha limpia, una reacción a la que se prendieron en las redes sociales sus enemigos de la Casa Rosada y nadie sabe el final. Sin el bloque de Santa Cruz no está claro si están los votos para sancionar un proyecto que impide candidaturas a aquellas personas condenadas por corrupción, como CFK. La dupla austral, que no responde a su gobernador, exige que avance un proyecto para promover la actividad hidrocarburifera.
La diputada del PRO Silvia Lospennato, candidata en la Ciudad e histórica promotora de Ficha limpia, hizo una advertencia: si se llega a votar en contra en el Senado, se perderá su aprobación de Diputados, que tardó diez años en llegar. La legisladora pidió al Gobierno que no aplique esa mala praxis en el cámara alta. Tiene motivos para estar asustada.