La dirigencia radical y amarilla, en distintas veredas. Zamarreos en el Congreso, desconfianzas, rosca y operaciones. Grieta a full y el rol de Matzkin.
Javier Milei ensancha en La Pampa la grieta entre la UCR y el PRO. En la foto, protagonistas de Juntos por el Cambio de La Pampa en el Congreso: Marcela Coli, Daniel Kroneberger (radicales), Martín Maquieyra, Victoria Huala (PRO).
La decisión de darle una vida más a la alianza Juntos por el Cambio en La Pampa entró en zona de riesgo. La cuña que metió Javier Milei ensancha la grieta entre los dos partidos que forman parte de la coalición y entonces la UCR y el PRO ocupan veredas muy diferentes en el actual contexto político.
Las últimas movidas en el Congreso les dieron piedra libre a los desacuerdos que eran basura escondida bajo la alfombra. Los diputados del PRO juegan como soldados de La Libertad Avanza, mientras la UCR de La Pampa se distancia cada vez más de algunas políticas del Gobierno.
Cada cual atiende su juego. En esas hendiduras crecen las desconfianzas y, con un ojo en las legislativas del año que viene, se suman otras fuerzas que hacen temblar la alianza: el gobierno provincial del peronista Sergio Ziliotto tracciona a algunas intendencias de Juntos por el Cambio y desde Buenos Aires Patricia Bullrich, amarilla con peluca, opera para tender puentes con La Libertad Avanza.
Mientras los diputados "héroes" Martín Ardohain y Martín Maquieyra compartían con el poder libertario el Grupo del Asado para festejar el ajuste a las jubilaciones, la radical Marcela Coli no sólo se mostraba indignada con el veto presidencial, sino que pedía a los cuatro vientos que los radicales violetas se fueran del bloque. Coli, alineada con Facundo Manes, ya tuvo varias posturas de confrontación con el Gobierno, al que en algún momento hasta le reprochó sus “actitudes fascistas”.
"No me gusta lo que está haciendo con la educación, con los jubilados ni con la salud, y para el radicalismo son tres banderas típicas, de principios doctrinarios. Yo no las voy a bajar, las voy a levantar", dijo Coli, que escucha a sus pares del PRO “manifestar, como disco rayado, que ellos quieren que al Gobierno le vaya bien”.
En la cámara alta también hay ruidos que derraman sobre la relación en la provincia. Después de la aprobación de la Ley Bases, el senador radical Daniel Kroneberger avisó para no traicionar. “Ahora el Gobierno no tiene más excusas", lanzó. En las últimas semanas, siguió la tradición de su partido para garantizar el financiamiento universitario, mientras la senadora del PRO Victoria Huala fue la única en concretar una extraña abstención cuando se trató esa ley.
Las disidencias no son nuevas, pero en el nuevo escenario político iniciado el 10 de diciembre no habían salido tan claramente a la luz. Parece lógico, pero todavía imposible de medir en su totalidad, el impacto sobre el armado preelectoral que ya está en los radares de ambos partidos.
Este jueves, la diputada provincial de la UCR Andrea Valderrama advirtió que “hoy no podría decir si Juntos por el Cambio va a ser un frente constituído para las próximas elecciones. El escenario se va a decidir con mucha injerencia nacional. Hay muchas contradicciones no sólo en el frente, sino dentro de los mismos bloques”.
En territorio provincial, la UCR y el PRO han funcionado en tándem, fundamentalmente en el Poder Legislativo, donde suman como tercera pata a Comunidad Organizada. En la provincia y en Santa Rosa, la capital provincial, ese rejunte les permite empardar las votaciones, con la misma cantidad de bancas que tiene el oficialismo peronista.
No está tan claro ese alineamiento en otros ámbitos y circunstancias. Mucho menos respecto de los armados internos de cada partido. La mayoría de las intendencias que tiene la oposición en La Pampa han dado respaldo a los planteos más profundos del gobernador peronista: la deuda del gobierno nacional, la necesidad del “aporte solidario”. Así como Ziliotto tiene su puja interna con los intendentes del PJ “no alineados”, también tiene a radicales que forman parte de su redil.
Tal como ocurre en el nivel nacional, hay radicales que sienten la responsabilidad de ser “oficialistas del cambio”, como definió el diputado Rodrigo de Loredo. Sin embargo, otras líneas del mismo partido están muy lejos de esa mirada y posicionamiento, y hasta admiten ya sin medias tintas la incomodidad de compartir espacios con el PRO.
La interna amarilla también empieza a delinearse: en la sesión de la Legislatura provincial donde se aprobó el “aporte solidario obligatorio”, la presidenta del bloque María Laura Trapaglia fue desafiada por la nueva diputada Noelia Viara, que a contramano del bloque decidió votar en contra.
Trapaglia responde sin medias tintas a Carlos Javier Mac Allister, exfutbolista, macrista, sin cargos ni gran visibilidad pública, pero siempre activo en la conducción del partido y en la rosca. La “rebelde” Viara es oriunda de General Pico, tiene escaso recorrido, pero altísimo perfil antiperonista y es escudera de Maquieyra.
Maquieyra concluye su mandato el 10 de diciembre de 2025 y no está claro que haya unanimidad para proponer su continuidad: fuertemente alineado con Horacio Rodríguez Larreta, el año pasado retrocedió varios casilleros no sólo por la derrota en la interna presidencial, sino porque le sacó el cuerpo a su pelea personal en el territorio, ya que se rehusó a ser candidato a intendente de la segunda ciudad, General Pico, que había sido su bastión electoral en compulsas anteriores.
Otro actor del PRO que cobró enorme importancia en estas semanas es Martín Matzkin. Lejos de las luces, fue elegido por Bullrich como subsecretario de Programación Federal y Articulación Legislativa del Ministerio de Seguridad. Apareció como uno de los espadachines claves que logró los que hasta ahora son los pases del año: los diputados radicales que se dieron vuelta y avalaron el veto de Milei a la reforma previsional.
Matzkin no asoma por ahora como candidateable, pero es diestro en tejer para otros. Una de sus especialidades es la capacidad de tirar hilos hacia distintos puntos cardinales: viene del peronismo, estuvo muy cerca de Mauricio Macri, ahora recaló en las filas de Pato que buscan fusionarse con Milei.
Una de las debilidades de Bullrich en La Pampa es Juan Carlos Tierno, líder de Comunidad Organizada, donde ahora reporta uno de los soldados históricos del PRO, el diputado Maximiliano Aliaga, que viene intentando convertirse en puente con LLA y ya tuvo su cumbre con la muchachada de Karina Milei que lideran Luciano Ortiz, Nicolás Boschi y compañía.