Entre cabezas de pulpo y excrementos, el Presidente le dijo al mundo que de Argentina puede esperar cualquier cosa. Las pruebas, en una semana surrealista.
Javier Milei.
Captura de redes"De la Argentina pueden esperar cualquier cosa", le dijo Javier MIlei al mundo desde la tarima global del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La afirmación lastimó el superego nacional, sensible al qué dirán offshore, pero basta una semana de muestra -la última- para comprobar que el Presidente tiene razón.
Viernes 14 | 19:02.- Con un posteo en su cuenta de Twitter, Milei lanza una criptomoneda y dispara su cotización hasta el infinito y más allá. El memecoin vuela, pero se cae como un piano en cuestión de horas y deja un tendal de víctimas. Se ha producido una estafa multimillonaria.
Sábado 15 | 00:38.- Con las redes y el universo cripto en llamas, el mandatario vuelve a Twitter para explicar que "no estaba interiorizado de los pormenores del proyecto" y negar que estuviera "involucrado" en el negocio, que había salido muy mal salvo para un selecto puñado de megaganadores. La mejor defensa, un buen ataque: en el mismo movimiento, Milei fustiga a las "ratas inmundas" de la política que a esa hora hacían leña del influencer caído y advierte que no podrían zafar del destino de ser sacadas de la cancha "a patadas en el culo".
Sábado 15.- Sebastián Iñurrieta revela en Letra P que Milei conocía personalmente a Julian Peh, el fundador de Kip Protocol, la empresa creadora del token $LIBRA: lo había recibido el 19 de octubre de 2024. La audiencia figuraba en los registros oficiales de la Presidencia, aunque no había tenido lugar en la Casa Rosada ni en la Quinta de Olivos, sino en el Hotel Libertador, residencia de campaña del candidato Milei en 2023.
Sábado 15 | De mañana.- Casi en soledad, Patricia Bullrich sale a defender a su jefe, también atacando: acusa a la casta de lanzar "una bomba atómica para bajar al Presidente de un hondazo", una asimetría metafórica del poder de fuego opositor que pasó casi inadvertida en esas horas aciagas.
Sábado 15 | 22.34. Casi 22 horas después de la aclaración presidencial que oscureció más el fin de semana libertario -le erró por cuatro minutos-, la Casa Rosada sale del estado de shock en el que había pasado la jornada con un comunicado de la Oficina del Presidente. El mandatario le da intervención a la Oficina Anticorrupción para que determine si incurrió en una "conducta impropia". Además, confirma, como en un acto de transparencia, que Milei se había reunido con Peh. Sólo consigue oscurecer un poco más el cielo presidencial.
Domingo 16.- El PRO empieza a muñequear la crisis y a jugar su juego, con matices según las distintas cargas virales de oficialismo de sus referentes. Diego Santilli (violeta agudo) defiende al Presidente porque "dio la cara" y advierte que el juicio político que agita el peronismo no pasará. El oficialismo partidario liderado por Mauricio Macri (violeta menos sintomático) también blinda al mandatario y le apunta al entorno maldito que lo tira al bombo: miren a Karina Milei.
Lunes 17 | 08:09.- El Presidente comparte un posteo de su exasesor Darío Epstein sobre $LIBRA y vuelve a inflar el valor de la memecoin. ¡WTF!
Lunes 17.- La Casa Rosada sale a instalar el relato del mal menor: el Presidente no estafó, fue estafado. O sea, digamos, lo durmieron. ¿En serio es tan ingenuo el principal exponente de la libertad a escala global, el candidato al Nobel de Economía, el vendedor de opinions sobre criptoinversiones? Un tsunami judicial se le venía encima. Más vale boludo que chorro.
Lunes 17 | 21:35.- El Presidente tiene más poder revividor que Blem: como un zombi famélico se recorta en la niebla la figura de Alberto Fernández, que ve luz y se sube al ring para golpear al juez Julián Ercolini por el procesamiento que le dicta "mientras el mundo mira a un presidente sospechado de ESTAFAR y ENRIQUECERSE que no puede explicar lo que ha hecho ni a sus periodistas lacayos". ¡Mirá quién vino, Pedro!
Lunes 17 | Noche profunda.- En una entrevista con Jonatan Viale llamada a remontar la cuesta empinada por la que rodaba la imagen presidencial, Milei hila fino con la lingüística: asegura que no "promocionó", sino que "difundió" la criptomoneda y que, cuando lo hizo, no era el presidente Milei sino el ciudadano Javier, cual Bill Bixby en El increíble Hulk o James McAvoy en Fragmentado. O sea, digamos: lo que resultó de la timba que "difundió" fue "un problema entre privados", refuerza y aporta la analogía del casino.
Lunes 17 | La noche más oscura.- Milei le dice a Viale que de las derivaciones judiciales del escándalo se ocuparía el funcionario público Mariano Cúneo Libarona, pero a renglón seguido sostiene tres veces que había tuiteado como ciudadano, no como Presidente, una falacia que no resiste el análisis del sentido común, como después revelarían las encuestas.
Está por decirlo por cuarta vez cuando, poseso de la obsesión por la excelencia, entra en cuadro Santiago Caputo, interrumpe la grabación, couchea al oído al Presidente y decreta la censura del fragmento. Viale consiente, pide instrucciones al leñador y acomoda el barco para arrimarlo a un puerto seguro. Manos mágicas suben el crudo al canal de Youtube de TN, el periodista Ari Lijalad detecta el brulote y... ¡zas! La hecatombe. Diluvia sobre mojado.
Martes 18 | Primera de la mañana.- Como un Francis Underwood criollo, el vocero presidencial empuja a las vías a Santiago Caputo en una entrevista con Antonio Laje, en América. Con una mano cínica lo acaricia (el asesor busca la excelencia), pero con la otra le asesta el empujón. "El Presidente le dijo: Santiago, esto es innecesario", revela. El cerebro de la revolución liberal no pierde la vida, pero sí la magia. Uno de los lados del triángulo de hierro se desprende de uno de los vértices y queda colgando.
Martes 18 | 10.59.- Con sus nuevas maneras de copycat del Presidente -guarra, vulgar, irrespetuosa-, Cristina Fernández de Kirchner se zambulle en el barro. "Te estás cayendo a pedazos", le avisa a Milei y critica el semblante ("parecías de cera") que tenía en la entrevista con Viale, a quien identifica por el color de pelo. La restricción progresista a hablar de las cuerpas, ¡afuera!
Martes 18.- El sitio especializado en criptomedas Coindesk revela que Hayden Davis, cocreador del token $LIBRA, aseguró tener "control" total e influencia sobre el Presidente mediante una serie de pagos que realizó a la hermana presidencial. "Yo controlo a ese nigga", dicen que dijo Davis en mensajes de texto difundidos a mediados de diciembre y que explicó así el método utilizado: "Le envío dinero a su hermana y él firma todo lo que digo y hace lo que quiero". El Libragate inaugura obras: ¿hay ruta libertaria del dinero K? Hay que ver, diría Capusotto. Como sea, otro lado del triángulo se suelta. El hierro se hace baba.
Miércoles 19 | 18.35.- El dialoguista empedernido Horacio Rodríguez Larreta pide lugar en el chiquero y le advierte al Presidente ("en buen porteño", porque el que avisa no traiciona): "Me hinchaste las pelotas". Le dice, también, que se le "terminó la paciencia" y que lo que tenga que decirle se lo diga "en la cara". Segurola y Habana, diría el pastor rosarino de la Iglesia Maradoniana Germán Martínez. ¿En qué te han convertido, Horacio?
Jueves 20.- Un grupo de senadores radicales egresados de la Escuela de Medicina Paliativa "Eduardo Lorenzo Borocotó" se revelan como los tránsfugas más rápidos del cono sur y voltean el proyecto de creación de una comisión para investigar a Milei que habían presentado sus correligionarios. De ese puñado de manos enjabonadas se recorta la del correntino Eduardo Vischi, que borra con el codo la firma que había estampado en el expediente. En la bruma alcanzan a vislumbrarse, por el brillo de sus boinas blancas, los gobernadores Leandro Zdero (Chaco), Gustavo Valdés (Corrientes), Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Alfredo Cornejo (Mendoza). Los reyes del trueque, los llaman, por sus hazañas sin parangón. ¡Marche otro asado en Olivos!
Viernes 21 | 11:18 hora argentina.- El Presidente intenta encaminar el discurso que está iniciando ante la platea amigable del Banco Interamericano de Desarrollo. No lo escucha el puñado de personas sentadas frente a sí. El mundo presta atención a lo que dice el excéntrico mandatario argentino en su hora más crítica. Él mismo ayuda: transmite la presentación a través de su cuenta de Instagram, con su propio teléfono. Ring, ring, ring. El live se ensucia. El jefe de Estado adjudica la jodita a "un imbécil mal nacido" que lo está llamando. Como Larreta, se hincha las pelotas y le cuenta al mundo que en su país, el que le dio el mandato de representarlo -el que le paga el sueldo, dicen los muchachos en la parada-, "hay un montón de cabezas de termo" y de "cabezas de pulpo" que "tienen la cabeza llena de excremento" porque esos bichos tienen ahí el aparato digestivo, explica y advierte: "De la Argentina pueden esperar cualquier cosa". Risas y aplausos. Milei disfruta como un chico, sus ocurrencias y el festejo.
Acaso en ese instante, frente a esos burócratas globales que lo celebran, como el condenado a muerte cuando posa su cabeza en la guillotina, el Presidente ve pasar frente a sus ojos la semana que está terminando de vivir. Quizá, entonces, encuentra algo de sosiego en la certeza de que tiene razón.
Un siglo después de la irrupción del surrealismo, aquella corriente artística que vino a presentarle batalla (cultural) al racionalismo, la Argentina de Javier Milei se presenta deformada, como un producto del mundo de los sueños, donde las cosas no tienen lógica o, en todo caso, tienen la del terreno resbaloso del subconsciente.
La Argentina de Milei es La dimensión desconocida de Rod Serling, la mítica serie televisiva emitida a mediados del siglo XX por la cadena estadounidense CBS que interpelaba las categorías morales y las estructuras racionalistas de la audiencia con relatos surrealistas, fantásticos y terroríficos.
O acaso sea, más bien, su versión local, La dimensión descosida del capocómico de los '80 Juan Carlos Calabró, deliberadamente más berreta y más bizarra, donde "todo es posible".
La pregunta es hasta cuándo la política seguirá fingiendo demencia, como si esta Argentina dislocada fuera normal.