EL AJUSTE

Javier Milei y sus distopías: la doctrina del shock contra las universidades públicas

Desfinanciamiento, provincialización y arancelamiento: que vuelva Carlos. Caos, empobrecimiento docente y la fantasía de Bioy Casares.

El dato de pobreza explotaba el jueves en las pantallas de la televisión: 52,9 %. 12% más que en noviembre del año pasado: 25 millones de personas en la pobreza. Es difícil escapar a esta realidad contundente. El león Javier Milei está desnudo y luce flaco, hambriento, desarrapado. Es el presente que supo conseguir, aunque ahora parece que va por el futuro. Eso es lo que piensa la comunidad de las universidades y también millones de argentinos que se movilizarán el miércoles 2 de octubre en la marcha convocada por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) a través de un documento titulado Para seguir siendo una Nación, sí al financiamiento universitario.

En su eje central, el documento dice: “Con la preocupación por un contexto cada vez más difícil, ante la desconsideración y el hostigamiento que no cesan, y frente a la profundización del desfinanciamiento y la desjerarquización que ponen al límite de sus posibilidades al sistema científico y universitario, el Consejo Interuniversitario Nacional levanta nuevamente su voz para reclamar respuestas y convoca a la sociedad argentina a una nueva manifestación en defensa de la educación pública y el sistema universitario público”.

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Lo dicen los 62 rectores de las universidades públicas nacionales, en nombre de dos millones de estudiantes y de miles de docentes y auxiliares, más cientos de laboratorios, centros de investigación, hospitales y colegios, desde el nivel inicial hasta el secundario, en una variopinta representación de todo el espectro ideológico partidario: radicales, peronistas, socialistas, liberales, conservadores, de todas las provincias y todas las disciplinas científicas.

Pero, como la lógica libertaria es la distopía, la respuesta del Presidente no es sólo vetar la ley de financiamiento sancionada el mes pasado, sino subir la apuesta. Ahora promueve la transferencia de las universidades a las provincias, como hizo Carlos Menem en los 90 con las escuelas, para generar las condiciones de posibilidad de un arancelamiento. No importa que para eso no tenga el número de diputados necesarios en el Congreso ni que sea poco probable que los gobernadores consientan esta nueva estratagema. ¿Sirve como humo? ¿La podemos utilizar en las redes? ¡Adelante!

Javier Milei, agente del caos

En todo caso, se asimila a la doctrina del shock, mentada por Naomi Klein, que advierte que los sectores de poder concentrados aprovechan el caos para inducir respuestas regresivas en las políticas públicas. Devaluaciones monetarias, modificaciones de regímenes laborales, privatizaciones de organismos públicos, reducción de servicios sanitarios, desregulación de leyes proyectoras de los recursos naturales... Cualquier crisis económica o social puede servir para horadar los consensos que sostienen las mayorías.

Es el caso de las universidades nacionales, sometidas desde el inicio del gobierno de Milei a un ajuste feróz. Esto ya fue advertido por toda la comunidad universitaria. En abril de este año lo hizo la UBA al declarar la emergencia universitaria. Su vicerrector, Emiliano Yacobitti, lo señaló cuando manifestó que las universidades habían recibido un aumento de tarifas del 575% o que los docentes venían perdiendo cerca del 35% de sus ingresos. La semana pasada lo repitió el Consejo Superior de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

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La marcha del 23 de abril contra el desfinanciamiento de las universidades.

La marcha del 23 de abril contra el desfinanciamiento de las universidades.

Desde entonces se vienen sucediendo diferentes protestas. Paros, marchas, clases públicas; a todas ellas el Gobierno hace oídos sordos, pero no se queda callado. Sus respuestas son improperios en las redes sociales desde el anonimato de los troles o denuncias de adoctrinamiento, como las de la vicepresidente, Victoria Villarruel. Pero el tiempo corre y la paciencia se termina.

El director del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires, Marcelo Melo, fue más que claro. En una entrevista con C5N, señaló: ”En nuestro hospital se atienden 700.000 personas por año y se realizan más de 12.000 cirugías de alta complejidad a una población en la que el 60% no tiene cobertura; además, es el centro de formación de profesionales de la salud más importante del país. Hoy estamos funcionando con un achicamiento del 70% de los insumos y una pérdida de salarios de los profesionales que llega al 50%”.

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Es evidente que la idea del Gobierno es crear un nuevo enemigo, colocando a las universidades y a la comunidad científica como chivos expiatorios de una población empobrecida y hambreada. Lo hizo recientemente con el video sobre la infección kirchnerista y lo repitió este miércoles en el marco de la visita de Milei a Córdoba, en la que su presencia solo fue la coartada para lanzar un meme en el que el Presidente, representado por un león, dice que fue a apagar el fuego que iniciaron los kukas.

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Javier Milei con Martín Llaryora, el miércoles en Córdoba.

Javier Milei con Martín Llaryora, el miércoles en Córdoba.

Cualquier comparación con las estrategias del nazismo se queda corta, porque Milei vive una distopía. En esa distopía, incluso, puede imaginar borrar de un plumazo 70 años de historia o darle clases de liberalismo al mundo occidental desde el atril de las Naciones Unidas. ¿Pretenderá volver al siglo XIX para comenzar la historia argentina de nuevo?

La fantasía de la extinción de las universidades

A mediados del siglo XX, Bioy Casares escribió un cuento titulado La trama celeste. En ese relato, un aviador desprevenido, en un vuelo extraño, se desplaza a una realidad paralela donde ciertas cosas de nuestra historia o del mundo nunca han ocurrido. En uno de esos mundos pueden no existir los vascos, por ejemplo. En consecuencia, en aquella imaginaria y atribulada Buenos Aires nadie sabe de un presidente llamado Hipólito Irigoyen o del partido de Berazategui. En otros viajes podrían desaparecer los galeses, por tanto sería imposible vivir en la ciudad de Gaiman o tener próceres como el médico higienista Guillermo Rawson.

Milei pretende vivir en un mundo así, inventado para él.

Una de las cosas que pareciera querer que desapareciera es la educación pública. Flaco favor le ha hecho el reciente informe del Observatorio Argentinos por la Educación, elaborado por Alejandro Morduchowicz, Leyre Saenz Guillén y Victor Volman, en el que se consigna la larga inversión educativa que venimos haciendo desde la recuperación democrática. Menos, seguramente, le gustaría saber que los picos de inversión pública en la materia (6% del PBI) se dieron en 2009, 2013 y 2015.

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