Juan Schiaretti transitó este 2024 con apariciones públicas a la par de figuras destacadas de la política nacional, siempre dentro del espectro antikirchnerista, y con golpes por arriba de la cintura al modelo económico de Javier Milei. Cerrará el año no electoral con dos actividades concretas y con la confirmación de que no será candidato a diputado por Córdoba.
Martín Llaryora ya sabe que no contará con el as de espadas en el distrito y por eso abrió el juego al cordobesismo open mind para que muscule. El gobernador deberá defender las bancas que deja Natalia de la Sota e Ignacio García Aresca. En tanto, su promotor político tratará de engordar la vía del medio en el Congreso a caballo de Hacemos, el partido en fase de desarrollo.
Este jueves viajará a Paraná para participar de un simposio que lo reunirá con la intendenta de peronista, Rosario Romero. Una unidad académica de la Universidad Nacional de Entre Ríos organiza el ciclo “Hacia un modelo de desarrollo productivo federal sostenible con inclusión social”, todas palabras clave del discurso del excandidato presidencial antigrieta.
El cierre transversal en Buenos Aires
La agenda de fin de año se completará con otra incursión más a la provincia de Buenos Aires y prometen la apertura del año en CABA. La gira de diciembre será en la localidad productiva de Junín gobernada por Pablo Petracca, el intendente de Juntos por el Cambio (JxC) que se referencia con el jefe de gobierno porteño Jorge Macri.
La elección se contrapone con la única gira que Schiaretti encabezó en noviembre en la provincia que gobierna Axel Kicillof. Como contó Letra P, el tres veces gobernador de Córdoba intentó un desembarco en el conurbano, de la mano del intendente de Tigre, Julio Zamora.
El formato elegido fue el tradicional: un panel para la exposición de las ideas políticas y económicas sin interrupciones, con anfitriones que transitan la calle del medio. Lo cierto es que la expectativa estaba puesta en las presencias de ese peronismo que no compra la conducción de Cristina Fernández de Kirchner.
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Juan Schiaretti expuso en Tigre el "Modelo Córdoba" que empezó con José Manuel de la Sota y continúa con Martín Llaryora.
La vuelta salió bien, pero no tanto. Agitar expectativas es complejo en un contexto revuelto. La exvicepresidenta logra polarizar con Milei en todas las encuestas, con excepción de Córdoba, y se ubica como la principal opositora. Las indefiniciones que atraviesa el PJ, que mira de cerca los movientos de Kicillof, no facilitan que los cantos de sirena de Schiaretti lleguen. Al menos por ahora.
Por eso, el cierre del año será en la provincia que concentra el mayor volumen electoral y, particularmente, en una ciudad de signo amarillo. No es novedad, el PRO de Mauricio Macri debate su subsistencia entre la apuesta propia o la fagocitación que le propone Milei.
Juan Schiaretti, un papa que no quiere ser obispo
Schiaretti les abre los brazos a todas las fuerzas no kichneristas. Apunta al conjunto amarillo, en especial al que alguna vez se identificó con Horacio Rodríguez Larreta, al peronismo anti-K y a la UCR de Martín Lousteau y los hermanos Manes. También hizo buenas migas con Elisa Carrió.
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El trabajo se presume lento y difícil. Pero Schiaretti no se moverá del eje. Su escudería ratifica que no será candidato el año que viene. “Es papa, no obispo”, resumen en la vieja guardia schiarettista, mientras piden que terminen con las versiones de una potencial candidatura.
“Tiene que darse un giro coopernicano en el escenario político”, refuerzan algo que parece no sucederá. Schiaretti, como el conjunto corodobesista que capitanea Llaryora, especula con que La Libertad Avanza hará una muy buena elección legislativa.
Martín Llaryora y el objetivo de las dos bancas
De hecho, los cálculos son por demás pesimistas para el oficialismo provincial: entienden que Milei está en condiciones de ganar seis escaños en la provincia.
En ese escenario, si JxC se atomiza, el cordobesismo, esta vez con el partido nacional de Schiaretti, sale hecho si conserva las dos bancas que pone en juego. Llaryora tratará de colarse en la grieta con un discurso que venda el Modelo de Desarrollo Cordobés.
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Martín Llaryora y Juan Schiaretti se preparan para sortear un escenario electoral complejo para la apuesta antigrieta.
La apuesta se estructurará en dos conceptos clásicos del cordobesismo: el orden fiscal con la gente adentro y el superávit fiscal para promover el desarrollo. El gobernador intentará mostrar que la receta libertaria no es infalible y que la cordobesa está en condiciones de escalar y aplicarse a nivel nacional.
En ese contexto, Schiaretti buscará ser el vértice de ese armado nacional que bautizó Hacemos. Espera tener la constitución de la fuerza antes de fin de año para avanzar en los meses siguientes con la búsqueda de nombres que potencien la oferta en los distritos más importantes del país.