El salto de Diego Valenzueladel PRO a La Libertad Avanza fue apenas el primer movimiento del operativo que puso en marcha la Casa Rosada de Javier Milei para sumar peso territorial con alianzas con intendentes en el conurbano y el interior bonaerense que amenaza con impactar no solo en el partido de Mauricio Macri: también en el peronismo.
La avanzada que ordenó Karina Milei y ejecutó su armador bonaerense, Sebastián Pareja, tuvo como primer protagonista de peso a Valenzuela, pero El Jefe ya tiene en la mira a otros intendentes electos con la boleta de Juntos por el Cambio como Guillermo Montenegro, de Mar del Plata, y Ramón Lanús, de San Isidro. ¿El objetivo? Esmerilar el armado de Macri antes de sentarse a discutir una posible fusión entre LLA y el PRO. En el eventual libro de pases también aparecen los nombres de Manuel Passaglia (San Nicolás) y Javier Martínez (Pergamino).
La Libertad Avanza en Buenos Aires
La mesa política libertaria también irá a buscar, si no sella el garrochazo, acuerdos locales de mutua conveniencia con los intendentes. Y ese juego de TEG en el que tiró los dados el Gobierno amenaza con sacudir al peronismo, cuyo universo de alcaldes se dividen entre los embanderados en algún bando de la interna entre Axel Kicillof y el kirchnerismo y un grupo muy numeroso que toma cada vez más distancia de esa pelea, preocupado este año en la escala local.
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Igual que lo hizo Macri en su gestión, Milei ve en el conurbano y el interior de la provincia, sobre todo en las ciudades grandes de peso electoral, un campo fértil para sellar alianzas que le permitan sumar base territorial entre los intendentes provenientes de alguna tribu con origen en el PJ. Por eso, en el arranque de un año electoral, que el gobierno libertario sueña con lograr ganar la madre de todas las batallas, las acciones de los intendentes, al mando de la gestión y los armados locales, volvieron a subir.
El juego de los intendentes
Replegados en las gestiones locales y con un ojo en las encuestas con la imagen de Milei y de Cristina Fernández de Kirchner en sus distritos, los intendentes por ahora se muestran más concentrados en su propia supervivencia política que en el escenario nacional.
Salvo un grupo de alcaldes de La Cámpora -como Mayra Mendoza y Julián Alvarez- o los embanderados detrás de Kicillof -como Jorge Ferraresi o Mario Secco- la enorme mayoria de los intendentes prefiere mantenerse lejos de la interna hasta que se termine de aclarar un escenario por ahora sin certezas.
Habría un grupo de una decena de intendentes "prescindentes" de la interna, que si bien mantienen diálogo más o menos fluido con la gobernación, tampoco parecen convencidos de enrolarse políticamente detrás de Kicillof para una eventual hipótesis de enfrentamiento en la interna con el kirchnerismo.
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El operativo pergeñado en la Casa Rosada tiene un operador muy activo en el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que actúa en tándem con su segundo, Lisandro Catalán, y en coordinación con Pareja. El ministro coordinador conoce a casi todos los intendentes del peronismo de su paso por el Banco Provincia y con algunos de ellos llegó a tener un contacto muy cercano. En su WhatsApp se acumulan las conversaciones con varios alcaldes peronistas, con los que habla de temas de gestión, pero también de política.
La lista de nombres
Meses atrás, el tándem Francos-Catalán consiguió una foto importante en la Casa Rosada con Julio Zamora, intendente de Tigre, y Juan Zabaleta, exalcalde de Hurlingham, enfrentado a todo o nada con La Cámpora en su distrito. Otro en una situación simular es Fernando Gray, de Esteban Echeverría: los tres están distanciados tanto del kirchnerismo como de Kicillof.
Por ahora, los intendentes más lejanos a la interna y más proclives a una alianza con la Casa Rosada no muestran las cartas y se declaran prescindentes. El eterno Mario Ishii, de José C. Paz, es uno de los casos emblemáticos. La misma distancia es la que muestran otros intendentes que suelen ir a la gobernación, se sacan fotos con Kicillof pero no parecen convencidos de ir a una aventura con final incierto.
El cambio de reglas de juego, con el debut de la boleta única en papel para la elección nacional y el posible desdoblamiento en Buenos Aires, impone todavía una mayor incertidumbre. Muchos de los intendentes, además, están presionados por el fin de las reelecciones indefinidas y tienen -por ahora- el boleto picado en 2027, para cuando ya imaginan alguna estrategia de supervivencia y transición.