El 11 de septiembre, Javier Milei recibió a Victoria Villarruel y a los jefes de bloque aliados del Senado y, al parecer, no tuvo suerte: al día siguiente se derogó en ese recinto el DNU que sumaba $100 mil millones de fondos reservados a la SIDE. Hubo una sesión consensuada el 26 y en octubre la cámara alta casi no tuvo actividad.
El panorama debería preocupar al Presidente, que en diciembre buscará que el Senado sancione el Presupuesto 2025 y, además, trate 150 pliegos judiciales junto al de su candidato a la procuración general. Al desinterés de los bloques opositores por marcar la agenda, imbuidos en sus internas y víctimas de falta de liderazgo, se suma como factor principal de la parálisis de la cámara alta la ruptura, ahora total, del vínculo de Villarruel con el Poder Ejecutivo.
Durante octubre, la vicepresidenta se desentendió de los intereses de Milei en el Congreso y acentuó su juego propio, con actividades en el país y una gira por Europa. En el despacho de Villarruel señalan que su relación con el mandatario se enfrió para siempre cuando ella abrió el recinto en marzo para que se rechazara el DNU 70 y, un mes después, lo habilitó para votar un aumento de las dietas. En la Casa Rosada la acusan de no haber hecho los intentos necesarios para impedir esas sesiones, aún cuando en ninguno de los casos tuvo que levantar la mano.
Tan afuera está el Senado del radar de Milei que no hay representantes de esa cámara en la mesa legislativa que se reúne cada semana en Balcarce 50 en cónclaves reservados para los bloques dialoguistas de Diputados. Martín Menem tiene una silla fija y Villarruel nunca fue invitada.
Por si fuera poco, el presidente provisional, el senador Bartolomé Abdala, enfrió su vínculo con la vicepresidenta luego de caer en desgracia por hablar con soltura de los módulos y los asesores que se reparten en el Congreso. El puntano buscó contención en la Casa Rosada, donde la agenda del Senado se cooridna con el jefe del bloque LLA, Ezequiel Atauche. El interlocutor es Santiago Caputo, quien además digitó la creación de un bloque aliado, Provincias Unidas, que terminó con sólo seis miembros.
El Senado, vacío
Fuentes de la Libertad Avanza del Senado aclararon a Letra P que el único plan de Caputo es asegurar un tercio del Senado para el eventual tratamiento de un veto presidencial, en caso de fallar con esa mayoría en Diputados. En la cámara alta, para el blindaje necesita 25 votos y está lejos. Sólo cuenta a seis propios, más el exlibertario Francisco Paoltroni y a ocho del PRO. Provincias Unidas, los partidos provinciales y los 13 radicales siguen siendo los árbitros del recinto. En la UCR no tienen una relación cercana con Caputo y prefieren interactuar con José Rolandi, el vicejefe de Gabinete, uno de los negociadores decisivos de la ley Bases.
En octubre, la escasa actividad del Senado trajo algunas señales de alarma para Milei. Por caso, sólo hubo una reunión informativa para debatir el proyecto para combatir el crimen organizado, conocido como ley antimafia, la única iniciativa de Patricia Bullrich que avanzó en Diputados. La empuja en la cámara alta la radical Carolina Losada, quien preside la comisión de Seguridad Interior. La única reunión que llamó fue informativa y no tuvo cuórum.
Con Villarruel inactiva, tampoco el oficialismo tiene estrategia para reflotar proyectos que son de interés del Gobierno, como la esencialidad educativa, que restringe el derecho a huelga en las escuelas. El texto duerme en un cajón de la comisión de Educación, presidida por Wado De Pedro, de Unión por la Patria. Fue una de las pocas concesiones que la vicepresidenta le hizo al peronismo y sirvió para proteger a los gremios docentes.
La semana pasada hubo otra acción de la vice que dejó perplejos a Caputo y a Karina Milei: no incluyó a oficialistas de la cámara alta en la bicameral mixta revisora de cuentas, a cargo de evaluar los informes de la Auditoría General de la Nación (AGN). Algo similar había hecho en abril, cuando tampoco sumó miembros de La Libertad Avanza en la comisión que supervisa las actividades de inteligencia.
Pliegos judiciales, próxima parada
Fuentes del Senado esperan que la actividad retome con el Presupuesto 2025, con funcionarios de Economía que ya negocian con los jefes de bancada; y, sobre todo, con el envío de 150 pliegos judiciales que arribarán el lunes para ser tratados este mes. Aún no está definido si habrá convocatoria a sesiones extraordinarias.
Los pliegos se esperan desde la llegada de Milei, porque se estima que una tercera parte de los juzgados federales están vacantes y en algunas provincias peligra el servicio de justicia federal. Milei heredó más de 200 pliegos judiciales acumulados en la comisión de Acuerdos del Senado, pidió retirar 62, pero no presionó para tratar el resto.
La comisión está a cargo de Guadalupe Tagliaferri, del PRO, pero cercana a Horacio Rodríguez Larreta, quien ya trabaja en un armado opositor con Juan Schiaretti y Martín Lousteau. En sus manos está la decisión de avanzar o no con el tratamiento de los pliegos que ingresen la semana siguiente. Las gestiones estarán a cargo de Caputo y del viceministro de Justicia, Sebastián Amerio.
Algunas vacantes son sensibles, como los cuatro juzgados sin cubrir de Comodoro Py, donde tramitan las causas por corrupción. También hay sillas vacías en la Cámara de Casación, la instancia previa a la Corte Suprema de Justicia.
En la UCR y en Unión por la Patria esperaban que los pliegos llegaran junto a los de los candidatos a cubrir el máximo tribunal, Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, quienes luego de someterse a audiencias no tuvieron novedades sobre los dictámenes. En esos casos, el Gobierno necesita dos tercios para aprobarlos, un piso imposible de alcanzar sin UP. Para los juzgados federales, basta con mayoría simple.
Entre las propuestas Milei podría incluir a su candidato a procurador, que también necesita mayoría especial. Casi imposible que pueda avanzar con esa postulación, mientras Caputo no se anime a abrir una negociación con UP que, inevitablemente, incluirá el conversación un rastreo de los 150 pliegos. No parece haber funcionarios capaces de unir a las partes. Interactuar con el Senado, es una tarea difícil para este Gobierno.