Cómo el presidente de la AFA selló la paz con la Casa Rosada, mientras afianza su sociedad con el gobernador. Jugada de pizarrón y golazo a los Macri.
Chiqui Tapia, presidente de la AFA.
Claudio Tapia, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino.
TélamKarina Milei levantó su copa de champagne y brindó con Claudio Chiqui Tapia. En Paraguay, después de casi un año de guerra, el 11 de diciembre, la hermana de Javier Milei firmó la paz. El presidente de la AFA sonrió. Hacía apenas cinco días había posado con Axel Kicillof. En la era de la polarización, el mandamás del fútbol saltaba la grieta con una gambeta sobrada de poder.
El encuentro entre Tapia y Karina le puso fin al conflicto que empezó en diciembre del año pasado, apenas iniciado el gobierno libertario, cuando Milei firmó el decreto de necesidad y urgencia 70/2023, que -entre otras tantas cosas- reglamentó la conformación de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD).
Desde entonces, el tema se convirtió en “una prioridad” absoluta para el Presidente, que activó todos los dispositivos del Estado para avanzar contra Tapia y conseguir el desembarco de las SAD, una vieja obsesión que empujó desde afuera Mauricio Macri. Intentó por la vía normativa, administrativa, impositiva y judicial. Amenazó con la intervención de la AFA, comparó a Tapia con Nicolás Maduro y dejó trascender que la SIDE hurgaba en las cuentas de la entidad en el exterior.
Todo terminó en fracaso. En pocos meses, la AFA goleó al Gobierno en Tribunales con contactos de poder aceitados y una envidiable estrategia judicial. Magistrados de primera instancia y de cámara fallaron contra el DNU y contra las resoluciones administrativas que intentaron habilitar las SAD y trabar la reelección de Tapia. Fue una catarata de fallos adversos para la Casa Rosada.
En paralelo, la AFA consiguió el respaldo internacional de la FIFA y la Conmebol. En una consulta jurídica, las dos entidades advirtieron que, de concretarse una intervención política en la AFA, la Selección argentina y todos los clubes nacionales podían verse marginados de sus competencias.
A eso se sumó un imprevisto: el clima enrarecido con los jugadores de la Selección, a quienes Milei estima. El periodista Alejandro Fantino, muy cercano al Presidente, reveló a mediados de octubre que los campeones del mundo estaban en “asamblea permanente” por la embestida del Gobierno contra la AFA. Fue un día antes de que Tapia fuera reelecto por 44 votos a favor y ninguno en contra. Según Fantino, a la cabeza de la protesta iban Lionel Messi, Rodrigo De Paul y Leandro Paredes. En Balcarce 50 comprendieron que se habían metido en un problema. Culparon a Macri por el mal cálculo.
A pesar de la guerra, el diálogo entre la Casa Rosada y la AFA tenía una vía habilitada: YPF, el principal sponsor de la Selección. El vicepresidente de Relaciones Institucionales de la empresa es Guillermo Garat, socio de Santiago Caputo, asesor estrella del Presidente. La dupla Garat -Caputo siempre intentó un acercamiento.
Pero la comunicación recién se destrabó, varios fallos judiciales después, cuando entró en escena Gerardo Werthein. El canciller conoce a Tapia del mundo del deporte. Tuvieron una relación fluida durante la gestión del empresario como presidente del Comité Olímpico Argentino (COA).
Werthein le insistió varias veces a Tapia en cuál era la vía para descongelar las relaciones. “Tenés que conocer a Karina”, le sugirió. El evento de Paraguay dio la excusa perfecta. En la sede de la Conmebol, la FIFA ratificó a España, Portugal, Marruecos, Argentina, Uruguay y Paraguay como países sedes del Mundial 2030. El encargado de enviar la invitación fue Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol y fiel compinche de Tapia.
La Casa Rosada recalculó. El 11 de diciembre, Karina y el vocero presidencial, Manuel Adorni, viajaron a Asunción para verse con Tapia, que los esperaba con una sonrisa y una camiseta argentina con sus nombres estampados. “Es un honor para todos los argentinos que seamos sede del Mundial 2030. Les agradezco muchísimo que cuenten con nosotros. Gracias”, dijo la secretaria general de la Presidencia. Se mostró feliz.
Macri recibió malas noticias. Interlocutores en común le hicieron saber que Milei había congelado la pelea por las SAD. “No es prioridad. Es un tema de Mauricio”, le dijeron a un dirigente macrista. Ganó Tapia. Una máquina de acumular poder.
La guerra con el Gobierno empujó más a Tapia a sellar una alianza peronista con Kicillof. La relación se inició en julio de 2020, cuando la AFA se puso al frente de una campaña por la donación de plasma durante la pandemia. El gobernador visitó el predio de Ezeiza junto a varios de sus pares. Volvió pocos días después y participó de una charla junto a Tapia y a su ministro de Producción, Augusto Costa, un histórico de su confianza.
Costa es un hombre del fútbol. Es vicepresidente del reciente campeón Vélez Sarsfield y tiene un vínculo fluido con Tapia. Funcionó como uno de los primeros nexos de Kicillof con la AFA. El otro es Andrés Larroque, ministro para el Desarrollo de la Comunidad bonaerense. Tiene a su cargo el área de deportes de la provincia.
Larroque tendió puentes con Tapia a principios de 2021, cuando el gobierno de Alberto Fernández amenazaba con intervenir la AFA para coronar a Marcelo Tinelli. Empujaba el cambio Hugo Moyano, por entonces enemistado con Tapia, su exyerno, a quien acusaba de traición.
El Cuervo Larroque se metió en la interna del Gobierno para respaldar a Tapia, un hombre de tradición peronista, a quien admira por su capacidad de gestión y de liderazgo. A principios de 2021, visitó la AFA junto a Costa y al exministro de Salud provincial Daniel Gollan, por la campaña de vacunación contra el Covid-19. Desde entonces, volvieron varias veces por distintas actividades sociales.
Lo que sigue es historia. Argentina salió campeón de la Copa América. Moyano retrocedió y Tapia se afianzó. Consolidó su poder después del Mundial de Qatar y avanzó en su vínculo con Kicillof, con quien ya tiene una relación de mutua confianza. Para el gobernador, que sueña con ser presidente, la alianza es estratégica.
Ya a fines de 2023, ante los problemas que se adivinaban, la AFA empezó a evaluar la posibilidad de mudar su domicilio legal desde el edificio de la calle Viamonte hacia el predio de Ezeiza. La maniobra le permitía a la entidad salir de la órbita de la Inspección General de Justicia (IGJ), que depende del gobierno de Milei, para estar bajo el ala de la Dirección Provincial de Personas Jurídicas de la provincia de Buenos Aires.
El traspaso se formalizó a fines de noviembre, después de que se conociera el fallo de la sala D de la Cámara Civil que convalidó la asamblea del 17 de octubre, cuando se definió la reelección de Tapia. Ese mismo día, se aprobó la reforma del estatuto, con una novedad importante en términos políticos. En el artículo 35 se estableció la incorporación al Comité Ejecutivo de tres vocales que pueden ser el presidente o vicepresidente de la Nación, un gobernador, un senador o un diputado nacional, que tendrían voz pero no voto.
Los lugares estaban casi reservados para representantes de Kicillof y de otros dos dirigentes de Unión por la Patria, el senador sanjuanino Sergio Uñac y el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora. En tregua con el gobierno, la integración quedó congelada hasta nuevo aviso.
El 6 de diciembre, Tapia y Kicillof firmaron un convenio por el cual la provincia le cede a la AFA la explotación del Estadio Único Diego Armando Maradona, de La Plata. La cancha será utilizada para partidos de la Selección mayor –que también seguirá jugando en el estadio de River-, de las juveniles y del fútbol femenino.
El convenio incluye la puesta en valor del estadio y la explotación por 30 años. La AFA buscará inversores y fondos de FIFA para hacer una cancha modelo. El jueves se conoció que la entidad argentina es la marca número uno en patrocinios en el mundo fútbol. Tiene 64 sponsors. Para la provincia será un alivio fiscal. El mantenimiento del estadio es muy oneroso. La AFA también se agranda hacia otro municipio bonaerense: tendrá oficinas y una sede social en un predio de Pilar, donde manda el peronista Federico Achával, que tiene un vínculo fluido con el tesorero de la asociación, Pablo Toviggino.
La alianza con Kicillof le dejó a Tapia el último gran triunfo político del año. En sus inicios, el presidente de la AFA fue recolector de basura de Manliba, la empresa de los Macri que manejó el negocio en la Ciudad durante décadas. Así entró al sindicato de Camioneros, donde conoció a Moyano.
Por su histórico vínculo con el sector y con la rama peronista del PRO, encarnada en Diego Santilli y Cristian Ritondo, a fines de 2015, Tapia fue nombrado vicepresidente del Ceamse en representación de la Ciudad que entonces gobernaba Horacio Rodríguez Larreta. El exjefe de Gobierno procuraba cuidar la relación con el moyanismo.
Pero todo cambió con la llegada de Jorge Macri. Por pedido de su primo, el jefe de Gobierno desplazó a Tapia de su cargo. El anuncio se concretó el 31 octubre y tuvo una vigencia de solo 48 días. El 18 de diciembre, cuando se cumplían dos años de la conquista del Mundial de Qatar, Tapia volvió al Ceamse. Por intermediación del intendente Jorge Ferraresi, fue nominado representante de la provincia de Buenos Aires. La revancha contra Macri fue grande. De la mano de Kicillof, volvió convertido en presidente.