LETRA PEPE

La última prueba de fuego del armado anti Javier Milei

El Senado define la suerte de los jueces de la Corte y su rol en la era libertaria. La sospecha de "mejicaneada" a Ariel Lijo. La espera táctica del peronismo.

La definición del Senado sobre los pliegos de Manuel García Mansilla y Ariel Lijo aparece en el horizonte como la última prueba de fuego de la oposición para marcarle los límites al gobierno de Javier Milei, que esta semana volvió a acelerar en la curva y espera ansioso un salvataje urgente del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Los jugadores de primera línea de la oposición en la cámara alta no andan con vueltas. Dicen que el rechazo a los pliegos de los jueces de la Corte que Milei nombró por decreto “es la última oportunidad que tiene el Senado de existir”. De lo contrario, integrantes de la cámara alta y gobernadores habrán resignado toda su capacidad de negociación frente a un Presidente que no reconoce límites en la división de poderes.

Un puñado de miembros de Unión por la Patria (UP) lo planteó en esos términos el jueves, en la reunión que tuvieron en la oficina de José Mayans. En paralelo, también se debatió en el bloque de la UCR. Dijeron que “la discusión ya no es no es sobre las personas, es sobre la razón de ser del Senado como institución”. Pero la definición una grieta interna en las bancadas.

La grieta por Ariel Lijo

El sector más cercano a Cristina Fernández de Kirchner anunció que tiene la decisión tomada de “voltear los dos pliegos”. Para eso, se necesitan 25 votos sobre 72. El resto del peronismo debate sobre la suerte de Lijo. Los gobernadores Gildo Insfrán y Gerardo Zamora y la CGT habían sido los principales promotores de la candidatura del juez federal. Ahora todo está en duda.

En noviembre de 2024, el bloque de UP publicó un comunicado titulado “No hay juez de la Corte sin acuerdo del Senado”. Tuvo 32 firmas. Mayans insiste en que ahora el bloque debe honrar el compromiso, a pesar de que las senadoras de UP Lucía Corpacci, Claudia Ledesma y el senador Sergio Uñac hayan estampado su firma en favor del pliego.

La posición de Mayans es clave porque responde a Insfrán y es difícil imaginar que su decisión se pueda escindir de la voluntad del gobernador. O bien desobedece al gobernador o el formoseño cambió de posición porque las circunstancias se modificaron radicalmente cuando Milei decidió nombrar a los jueces por decreto y ambos aceptaron, pulverizando el poder de fuego del Senado y de las provincias. “Aceptar esto es suicida”, sintetizaron en el cristinismo.

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Algo similar pasa en la UCR. El jueves a la noche, alertaron sobre este tema el presidente del partido Martín Lousteau y el senador de la provincia de Buenos Aires Maximiliano Abad. Hablaron de cuidar la institucionalidad. Llamaron a firmar el dictamen de rechazo al pliego de García Mansilla y a votar en contra de los dos en el recinto. Por ahora, solo Lousteau cumplió. Los otros dos integrantes de la comisión de Acuerdos en la que tramita el pliego, Abad y la santafesina Carolina Losada, todavía no firmaron.

En los demás bloques hay posiciones repartidas. El exlibertario Francisco Paoltroni es un cruzado contra Lijo. La cordobesa Alejandra Vigo ya anunció que no respaldará “a ninguno de los dos”. En el PRO, la larretista Guadalupe Tagliaferri encabeza el doble voto negativo. El cordobés Luis Juez, exjefe del bloque amarillo, también dijo que votará en contra de Lijo.

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El escenario está abierto y sumó otra discusión sobre el pliego de García Mansilla. Para llevar un dictamen el recinto se necesitan nueve firmas de la comisión de Acuerdos. El peronismo asegura que los números están. Suma siete propios, Lousteau y Tagliaferri.

Una posición más extremista, que no surge de la letra estricta del reglamento, dice que la firma de Mayans no debe entrar en la cuenta porque el senador no participó en la audiencia pública en la que García Mansilla juró que no aceptaría ser nombrado en comisión. Ahí se tornan imprescindibles las firmas de Losada o Abad.

El grupo de UP que diseña la caída de los pliegos de los jueces está en diálogo permanente con Lousteau, Tagliaferri y pares de otras bancadas que quieren "resguardar" el poder de la cámara alta: quieren llegar al recinto con los papeles en orden y sin abrir ninguna posibilidad de impugnación. Por eso procuran conseguir las firmas que faltan.

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Las sospechas sobre García Mansilla

A pesar de que el Gobierno vendió sorpresa y decepción, en el peronismo generó “mucha suspicacia” la decisión de García Mansilla de plegarse a los votos de Horacio Rosatti y Carlos Rozenkrantz para rechazar la licencia solicitada por el juez federal. “Lo mejicanearon a Lijo”, le dijo a Letra P un integrante de la cúpula de UP. En otra tribu peronista coincidieron.

Impulsado por Santiago Caputo, García Mansilla siempre fue el candidato de la Casa Rosada, mientras Lijo se presentó como la supuesta carta de negociación con el peronismo que nunca se concretó. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, dijo que ahora el Gobierno no puede "hacer nada" y que "es un tema entre Lijo y el Senado".

Este viernes, los que juegan en la rosca judicial en el Senado leyeron una respuesta política de parte del juez federal en el sobreseimiento de María Eugenia Vidal en la causa por enriquecimiento ilícito. Creen que pudo tratarse de un pedido de apoyo de Lijo al PRO en el Senado o de un mensaje subterráneo del juez al Gobierno: consigue que aprueben su pliego o profundizará las charlas con la escudería de Mauricio Macri, que se la tiene jurada a por lo menos dos integrantes del triángulo de hierro, Karina Milei y Santiago Caputo.

La lectura alimenta parte de la expectativa que tiene un sector del peronismo, que espera ver cómo Milei cosecha tempestades tras haber sembrado vientos en dos frentes de batalla difíciles, el Grupo Clarín y Macri. La cúpula de UP ya se sentó a mirar cómo sigue la guerra con el macrismo después de escuchar acusaciones públicas de la diputada Lilia Lemoine sobre Jorge Macri y ver cómo Karina Milei mandó a su tropa a destrozar la gestión porteña.

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El peor enemigo de Javier Milei

Es curioso que la cúpula del peronismo no se espante ante la afirmación de que Milei gobernó, hasta ahora, con la cancha libre. “Está muy bien”, se escucha entre los principales dirigentes de UP. La explicación tiene una parte de autocrítica y otra que indica que alguien bajó la orden de aplicar la máxima napoleónica que reza “nunca interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error”.

Ya sea por el terrible desorden propio y los problemas para cerrar acuerdos internos como por análisis, en la mesa chica del poder peronista hay una revisión de errores. “Cada vez que salimos nosotros, la cagamos”, se sincera un dirigente de primera línea. El ejemplo citado para describir ese efecto es la segunda marcha universitaria.

Ahora, es Milei quien corre contra el tiempo. “Se te dio vuelta el reloj de arena”, escribió Cristina Kirchner hace una semana. La misma expresión usa en privado Sergio Massa, que mira obsesivamente los números de la economía y hace cuentas sobre los dólares que le faltan al Gobierno, mientras prepara – de nuevo – la salida de su libro, reconvertido en un texto sobre “el día después”, el futuro del peronismo. En su celular recibe datos que indican que las reservas netas del Banco Central cerraron este viernes 9693 millones de dólares en negativo. Por eso, Milei apura un cierre desesperado con el Fondo, aunque tenga que pasar por encima del Congreso.

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En el camino, el mandatario cometió errores propios garrafales. El escándalo de la criptoestafa tiene consecuencias imposibles de predecir, en particular por las investigaciones que tramitan en Estados Unidos. El domingo, sin el peronismo en el recinto, el Presidente y su mano derecha, Santiago Caputo, perdieron los estribos frente al diputado Facundo Manes. Hace más de un año que el neurólogo habló en privado con algunos dirigentes peronistas sobre los “desequilibrios” del Presidente.

El discurso del Congreso terminó opacado por el escándalo. A eso se sumaron los nombramientos de jueces por decreto y el anuncio de que el acuerdo con el FMI se hará por DNU porque “en el Congreso se podía demorar mucho”, como admitió el ministro Luis Toto Caputo.

El peronismo marca la cancha con comunicados, mira el Senado y espera. En la cúpula de UP dicen que “el peor enemigo de Milei es Milei”.

Mauricio Macri y Patricia Bullrich. 
CFK, presidente del PJ.

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