Con la intervención de los distritos Salta y Misiones, La Jefa avisó: tolerancia cero a liderazgos filomileístas. Por el fin de la "balcanización".
CFK, presidente del PJ.
“Hay que enderezar lo que se torció y ordenar lo que se desordenó”, escribió Cristina Fernández de Kirchner en octubre, cuando anunció su candidatura como titular del Partido Justicialista (PJ). A su manera, esta semana, la expresidenta puso en marcha ese proceso anunciado, con la intervención de la estructura partidaria en dos distritos, Salta y Misiones.
Hace tiempo que CFK habla con diferentes dirigentes sobre la “balcanización” del peronismo, un proceso que fue en paralelo al desdoblamiento de las elecciones provinciales y el armado de los “provincialismos”, frentes locales en los que confluyen partidos de diferentes ideologías, entre los que se cuenta el PJ.
La expresidenta piensa que, si el peronismo quiere volver a ser gobierno, debe reconstruir “la idea de un PJ nacional” que, en este caso, se muestre como oposición clara a Javier Milei y no se diluya en acuerdos locales.
“Hay que normalizar el partido para que los legisladores respondan al mandato del PJ nacional. Las bancas son del partido. La gente elige a determinados candidatos para representar una idea y después esos candidatos votan en contra de los intereses del electorado. Hemos naturalizado el panquequismo. Hay que ordenar esta balcanización”, dice Teresa García, representante fiel del cristinismo que fue nombrada secretaria general del PJ.
García fue una de las dirigentes que estuvo a cargo de la intervención del PJ de Corrientes, que terminará el 9 de marzo con la consagración de las nuevas autoridades. En 2024, la intervención definió la expulsión del partido del senador Camau Espínola, que ingresó a la cámara alta por la boleta del Frente de Todos y terminó votando la ley Bases, piedra fundacional del gobierno libertario.
Cristina calificó aquel episodio como “transfuguismo” político. Ahora, la normalización que impulsa en Salta y Misiones va en el mismo sentido. Las dos diputadas y el diputado del peronismo salteño que ingresaron por la boleta del FdT (Pamela Calletti, Yolanda Vega y Pablo Outes) responden al gobernador Gustavo Sáenz y acompañaron, durante el año pasado, la mayoría de las leyes de Milei.
Calletti es apoderada y vicepresidenta tercera del PJ salteño, Vega es secretaria de Relaciones Institucionales y Outes era titular de la Comisión de Acción Política. Para el cristinismo, “traicionaron” el mandato de su electorado. La intervención quedó a cargo de dos espadas fieles de CFK: el exministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires Sergio Berni y la exdiputada María Luz Alonso, militante de La Cámpora de la Pampa.
Para el caso de Misiones, los elegidos fueron el exintendente de Cañuelas Gustavo Arrieta y Máximo Rodríguez, un viejo conocido del peronismo que también formó parte de la intervención de Corrientes. El diputado Alberto Arrúa es secretario general del PJ de esa provincia y forma parte del mismo bloque que el trío salteño, Innovación Federal, bancada amigable con Milei.
La intervención ya generó reacciones en las provincias, donde acusaron a Cristina de querer hegemonizar la mirada de los partidos de distrito. Tanto en Misiones como en Salta amenazan con ir a la justicia federal para frenar la medida. “La decisión del Consejo Nacional de intervenir nuestro partido, que está política e institucionalmente sólido y ordenado en todo aspecto, es claramente ilegal y arbitraria”, dijo el PJ salteño en un comunicado. En Misiones lo calificaron como “un intento de golpe institucional”.
Cerca de la exmandataria aseguran que no habrá marcha atrás. “Si queremos tener un partido nacional fuerte, la conducción tiene que ser vertical. No se puede entrar al PJ en puntitas de pie. Lo que hizo Cristina es peronismo”, apunta un dirigente que habló con ella sobre las intervenciones.
En el cristinismo destacan que la decisión se manejó dentro un límite insoslayable: se hizo en provincias en las que no gobierna el peronismo opositor a Milei. Dicen que a nadie se le ocurriría decirle a Gildo Insfrán qué hacer con el PJ de Formosa ni darle indicaciones sobre el armado de las listas. “El problema es cuando tenés un desbande”, explica García. A partir de ahora, afirman, los representantes del peronismo deberán tener una postura "nítida" de oposición a Milei
El proceso de “normalización” del partido que pretende encarar CFK tendrá, en las próximas semanas, el llamado al Congreso Nacional del PJ. Como marca la legislación, el máximo órgano del partido deberá definir la política de alianzas para las próximas elecciones.
Hasta ahora, el Congreso se reunía en los años electorales, en marzo. Eso tenía en cuenta el vencimiento de plazos para la presentación de alianzas y el cierre de listas, que solía ser en junio. Ya sin las primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO), que fueron suspendidas por el Congreso, esos plazos quedaron postergados para agosto. Por ahora, la convocatoria no tiene fecha.
El Congreso Nacional del partido está presidido por Insfrán, cacique de peso en el peronismo que guardó silencio sobre la postulación de Cristina Kirchner como titular del PJ. El formoseño tampoco estuvo en la asunción de la expresidenta, en diciembre. Como presidenta partidaria, encabezó el lunes la primera reunión del Consejo Nacional del partido, pero todavía no se reunió con gobernadores.