El legislador del PJ se sube a la carrera electoral y desafía la seguridad del jefe de bloque, Miguel Siciliano. Punilla, la vidriera. El "mérito", su carta.
Alejandra Vigo, Daniel Passerini y el legislador Leonardo Limia en el cierre anual del Instituto Diseñando Ciudad.
Son varios los equipos ubicados en la línea de salida para la carrera electoral. En el espacio que lidera el gobernador Martín Llaryora, el legislador por Hacemos Unidos por Córdoba, Leonardo Limia, de la mano de Alejandra Vigo, ya comenzó a entrenar para llegar a la meta. El “mérito”, su principal argumento.
Anhelando ser incluido en la lista del cordobesismo, el alfil de la senadora y esposa del exgobernador Juan Schiaretti, se ha paró, como todo el PJ provincial, en una vereda crítica a las políticas de Javier Milei que, según entiende, atentan contra el entramado productivo y los intereses de las provincias.
Limia integra el esquema de autoridades del Instituto Diseñando Ciudad, el think tank viguista enfocado en la formación de la dirigencia, la elaboración de políticas públicas y estrategias aplicables a nivel municipal y provincial. Precisamente cree que la buena administración es la mejor estrategia electoral.
"La mejor campaña para Hacemos Unidos por Córdoba es seguir gestionando la provincia como ha venido haciéndolo, con el Partido Justicialista como columna vertebral, pero en coalición con otros espacios”, enfatiza.
La mención al PJ como vértice no es azarosa. Cabe recordar que el cordobesismo es un espacio político conformado por varios partidos y movimientos políticos como el vecinalismo, el socialismo, el Partido Federal, la UCR y el PRO. La dirigencia peronista empieza a pechar por los lugares expectables de la lista que se medirá con la Milei en la provincia.
“Otra cuestión fundamental es la idoneidad y capacidad de los representantes del pueblo. No veo grandes dirigentes con buenas ideas y capacidad en los representantes en el Congreso de la La Libertad Avanza. Ese es otro diferencial que tenemos en Hacemos Unidos para poner en la mesa para optar sobre cuál es la mejor propuesta”, lanzó marcando distancia, a renglón seguido, con Unión por la Patria, el espacio que lidera a nivel nacional Cristina Fernández de Kirchner.
“Estamos en las antípodas de lo que es el kirchnerismo que hoy tiene cooptado al peronismo a nivel nacional”, resaltó Limia, dirigente que también camina el conurbano bonaerense en el marco del armado nacional de Schiaretti.
Limia se muestra útil en los terrenos que sus jefes políticos dispongan, mientras construye la relación de confianza con Llaryora desde su trabajo en la Legislatura. Sin embargo, las fichas del dirigente están puestas en el Valle de Punilla, territorio complejo para el cordobesismo y la vidriera desde la busca proyectar el objetivo de picar en la lista para Diputados.
El legislador expresa públicamente su “acompañamiento incondicional” a la senadora y, en representación del partido y de su rol como funcionario público, afila lanzas en bastión del vecinalista opositor, Esteban Avilés.
Encuentros con la jefa comunal de Cuesta Blanca, Ana Gaitán, y con el intendente de San Antonio de Arredondo, Ariel Moyano, ambos oficialistas, comienzan a ser semillas para esparcir y afianzar simpatías y adhesiones al oficialismo con el eje puesto el turismo en la temporada de verano. Sin embargo, Avilés no estuvo en agenda. Y si lo estuvo, se canceló.
El intendente, que llegó a la última intendencia como aliado del PJ, hoy se encuentra exiliado del peronismo provincial. Alineado con Milei, no ahorra críticas hacia el gobernador Llaryora. “Él se quiere mostrar como un político opositor a la gestión provincial. Me parece que ha privilegiado una cuestión personal, anticipando tiempos electorales para intentar ponerse como opositor”, dijo Limia en una radio carlospacense.
En su lugar, en esa gira estival, Limia se reunió con presidentes de centros vecinales de esa localidad.
Miguel Siciliano, desde que asumió como presidente del bloque Hacemos Unidos por Córdoba, ha sido la voz cantante del gobierno provincial en representación de los 57 legisladores.
Con un perfil candidateable y mediático, el exsecretario de Gobierno en la gestión municipal de Llaryora, es la primera carta que baraja el Panalfrente a las elecciones de octubre.
Sin embargo, pese a su presumible comodidad de tener la bendición llaryorista, también deberá negociar, ceder o abarcar espacios para alcanzar la zanahoria de muchos: encabezar la lista a diputados. El viguismo ya calienta esa interna.