El gobernador está dispuesto a modificar la ley de Juan Schiaretti. En soledad, el juecismo pide la derogación. Sus socios en JxC van por más controles.
El bloque oficialista de Martín Llaryora, Hacemos Unidos por Córdoba, está dispuesto a consensuar modificaciones en la ley del juego online con la oposición.
Matías Gvozdenovich y Alejandra Ferrero, cabeza de la tropa radical.
El legislador Rodrigo Agrelo, de Encuentro Vecinal Córdoba, propone modificaciones al juego online.
El debate sobre el juego online marca el regreso de la actividad en la Legislatura de Córdoba tras el receso de invierno. Mientras la oposición pide un tratamiento "prolijo" del tema en comisiones, cierto es que avanzan otras líneas de acuerdo transversales. En concreto, la UCR, Encuentro Vecinal y Hacemos Unidos de Martín Llaryora coinciden en que hay que hacer modificaciones de la ley vigente.
Desde diciembre de 2021, en un péndulo que se movió entre una mayor y una menor intensidad, el juego online ha estado en la agenda política. Desde ahí, los más reticentes a esta decisión -tomada en la mayoritaria Unicameral de Juan Schiaretti- vienen sumando voces externas que les permitieron restaurar el tema en una ambiciosa agenda pública.
En la última sesión de ese año, el entonces legislador radical Orlando Arduh selló su pase inicial al embrionario Partido Cordobés cuando presentó la regulación en acuerdo con el cordobesismo. Fue ese uno de los indicios más contundentes que marcaron el nuevo escenario político que se vendría después en el suelo mediterráneo.
“Vamos lisa y llanamente por la derogación y no queremos que sea entre gallos y medianoche como en 2021. Estamos en contra del juego y acá no hay posturas intermedias”, expresó categórico a Letra P el legislador Walter Nostrala, del Frente Cívico, partido liderado por el senador Luis Juez.
Si bien desde esa trinchera la tropa juecista entiende que la rescisión de contratos con las empresas del juego implicaría un desembolso importante al gobierno provincial, considera que “es más importante el daño que el juego le ocasiona a la ciudadanía”. Aquí, en relación a las concesiones ya otorgadas, parecen coincidir con más fuerza las bancadas del oficialismo, el radicalismo y Encuentro Vecinal.
Por su parte, todo indica que el vecinalista Rodrigo Agrelo estaría dispuesto a avanzar en una iniciativa consensuada que busque prohibir la publicidad, restringir el acceso a los datos biométricos, prohibir el acceso de las plataformas al registro de apostadores y limitar el acceso de las personas que reciban subsidios sociales o que se encuentren en vulnerabilidad. Coincidencia no menor con el radicalismo que lleva como voz cantante a Alejandra Ferrero, titular del interbloque Juntos por el Cambio (JxC).
Mientras el radicalismo es más propenso a construir puentes de consenso con el oficialismo para introducir modificaciones en el proyecto, en el Frente Cívico desdramatizan estas diferencias. “Cada partido de JxC levanta sus propias banderas. Esto no significa que nos separemos”, señaló Nostrala.
En la otra vereda, el peronismo no pierde las esperanzas de que la oposición se atomice. Hacemos Unidos por Córdoba aún espera el primer traspié opositor, en relación al blanqueo de la libertad de acción interna de sus socios, anunciado por este portal hace meses. Más allá de las incomodidades que generó la salida del bloque radical de la legisladora de Juárez Célman, Graciela Bisotto, las señales de ruptura que ansía el oficialismo no llegan.
En ese sentido, Ferrero y Agrelo, que se convierten en socios estratégicos cada vez que la coyuntura legislativa los pone del mismo lado, llevan presentadas seis iniciativas sobre el tema y se sienten “abanderados de esta lucha sin cuartel”.
“Apostar no es jugar” es el lema que vienen sosteniendo desde esa vertiente, de la que también participa la Iglesia Católica y otros movimientos ciudadanos.
Ferrero avisó que “si el peronismo quiere hacer demagogia no cuente con nosotros, porque queremos una buena ley. Logramos instalar un tema del que el peronismo no quería hablar”.
Un punto en común de la oposición es el pedido de un debate en comisión de todas las iniciativas. “Si acabamos de modificar el reglamento para mejorar la calidad de las decisiones, no podemos borrar con el codo lo que escribimos con la mano”, expresó un asesor boinablanca.
En tanto, para hacer efectivo el tratamiento sobre tablas el recinto necesita del aval de 47 legisladores, un número difícil de conseguir en tiempos de aparente paridad. A eso se oponen tajantemente y a coro las bancadas de JxC, que pretenden una “discusión seria, abierta e integral”.
Para conseguir dictamen, se deberán poner sobre la mesa las diversas iniciativas presentadas por el juecismo, que busca la derogación sin medias tintas; los proyectos del radicalismo, que intentan generar modificaciones a la ley vigente; y el peronismo que, a través de la legisladora María del Rosario Acevedo, con las firmas de Gustavo Tevez y Abraham Galo, busca que el Congreso “priorice y acelere el tratamiento de un marco normativo para el juego en línea”, entendiendo que “un correcto control excede las potestades delegadas a las provincias”.
Por estas horas, en los pasillos de la Unicameral sobrevuela esta pregunta: ¿hay voluntad en el peronismo de apoyar los proyectos del radicalismo y las ideas que impulsa Encuentro Vecinal? Todo indica que sí; que las distintas iniciativas podrían articularse en comisión y encontrar un camino común para que el oficialismo y la oposición “salgan airosos”.
Es evidente que, en la vereda del frente, el llaryorismo intentará aislar al Frente Cívico, rechazando junto a aliados la derogación juecista.
El radicalismo y Encuentro Vecinal tienen ganancia: quedarían coronados como los garantes de limitar el juego online. El peronismo, por su parte, consigue sepultar un tema que hace tiempo lo incomoda y, sumado a ello, aísla al juecismo de un acuerdo mayoritario.
También, el gobernador Llaryora imprime su propio sello en una ley polémica de Schiaretti. Por último, pese al posible acuerdo consensuado, los adláteres de Juez conseguirían ser los abanderados de la derogación del juego.
Ganancias para todos en la ruleta política.