El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, abrió informalmente las tranqueras del Festival de Doma y Folklore de Jesús María, cuya inauguración oficial será este viernes. Lo hizo plantando el mojón inicial de la temporada turística en la provincia, la industria sin chimeneas que defiende como generadora de empleo y recursos, con fuerte apoyo estatal.
Aunque no mencionó en ningún momento al presidente Javier Milei y su política de motosierra y reducción al mínimo del Estado, cada una de las palabras del gobernador se leyeron en clave de contraste con la gestión nacional.
Acompañado por los ministros Gustavo Brandán (Cooperativas), Laura Jure (Desarrollo Social y Promoción del Empleo), Sergio Busso (Bioagroindustria) y de los titulares de las agencias Darío Capitani (Turismo) y Raúl Sansica (Cultura), Llaryora ratificó definiciones que marcan el rumbo discursivo del PJ cordobés y sus aliados en este 2025 electoral.
Asoman ya como puntas de lanzas para la campaña un fuerte apoyo al campo en su lucha por eliminar las retenciones; la obra pública sin freno en todo la provincia; redoblar la apuesta en programas sociales, salud, transporte y empleo; y trabajo territorial con todas las autoridades municipales, independientemente de su extracción partidaria.
Plata fresca para la nave insignia de la temporada de Córdoba
Llaryora entregó un aporte de $313 millones al Festival, que incialmente mencionó por error por un monto de “313 mil pesos”, lo que generó la risotada general. “Parece que inauguramos el festival de doma, folklore y el chiste”, dijo el mandatario, bromeando sobre su propio furcio.
“En un año de mucha incertidumbre, le dijimos al presidente de la comisión organizadora que la Provincia iba a apoyar para que el Festival se haga sí o sí. Y hoy ya tenemos récord de 70.000 entradas vendidas con anticipación. Los festivales de Córdoba apalancan toda la temporada turística. Mueven una economía tremenda porque dan empleo y posicionan a Córdoba”, señaló.
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El gobernador Martín Llaryora y el intendente de Jesús María, Federico Zárate. Elogios compartidos y una nueva sintonía que no se vio en la edición 2024 del Festival de Doma y Folklore.
En esa lectura, hasta coincidió 100% con el discurso del intendente anfitrión, el radical Federico Zárate, con quien el año pasado tuvo algunos cruces fuertes. Luego recompusieron relación, al punto de que el gobernador esta vez repasó la lista de aportes del gobierno provincial a Jesús María. La pavimentación de avenida Malvinas Argentinas, la duplicación de calzada en ruta 9 norte y $700 millones para hacer una nueva fuente de captación de agua, fueron los ejemplos citados.
“Es la cuarta vez que recibimos al gobernador. Es casi un vecino más de Jesús María”, dijo Zárate, confirmando la buena sintonía entre ambos. “Como Municipalidad, invertimos $1.000 millones para hacer el Festival y tenemos medido que el derrame económico en la zona duplica o triplica ese monto”, amplió, en la línea de defender -como Llaryora- el rol activo del Estado.
Obras que son amores de Martín Llaryora
Otro eje que enfatizó Llaryora, también en contraste con la Nación, fue la ejecución de obra pública como motor de desarrollo. Lo hizo citando a Jhon Kennedy. “Un periodista le dijo que Estado Unidos primero fue rico y luego tuvo infraestructura, pero Kennedy lo corrigió: es al revés, primero hay que hacer agua, cloacas, gas electricidad, rutas, para ser rico”, contó el gobernador.
De ahí se tomó para repasar que Córdoba acaba de inaugurar dos nuevas autovías -en Punilla y Calamuchita- y que en el ingreso a Colonia Caroya está completando (con puente sobre el Río Carnero incluido) la duplicación de la ruta 9 norte, con una inversión de $4.500 millones. “Cuando otros paran totalmente las obras, nosotros las hacemos”, remarcó. Palo para la Casa Rosada.
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Martín Llaryora inauguró la temporada de festivales en Jesús María.
Tampoco se privó de geolocalizar a los beneficiarios directos de muchas de las inversiones. “Todo el departamento Colón está viviendo el mejor momento de su historia en cuanto a obras de infraestructura. Esto es una ventaja comparativa para generar trabajo y producción”, machacó el gobernador, flanqueado por Brandán, su principal dirigente en ese territorio y al que acaba de ascender a ministro de Cooperativas.
El campo, ese viejo aliado a recuperar
Finalmente, el gobernador le puso un megáfono al reclamo de la Mesa de Enlace de Córdoba al gobierno nacional pidiendo el fin de las retenciones. Intenta aprovechar las promesas incumplidas de Milei para con el sector agropecuario y reflotar la vieja alianza del PJ de Córdoba con este sector productivo durante los últimos 25 años.
Remarcó que de los impuestos que tributa el campo en Córdoba, apenas el 6% corresponden al gobierno locala y el 94% restante a la Nación. “Acá no pagan Ingresos Brutos, solo el Inmobiliario Rural, que es muy bajo y que vuelve por completo al sector. El campo no da más. Si ya tienen problemas financieros los grandes productores, imagínense los chicos. Nosotros ya no podemos hacer más nada, todo depende de la Nación”, aclaró, endosando todas las facturas del sector a Balcarce 50.
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Sin el tono beligerante de hace un año atrás, que le reportó réplicas y caída de su imagen personal en las encuestas, Llaryora vuelve a enunciar, ahora con más moderación, sus diferencias con el modelo libertario nacional.
Son las cartas que el cordobesismo prepara para seducir a un electorado local que le es fiel cuando se disputa el poder provincial cada cuatro años, pero que suele pivotear hacia otras referencias en las nacionales de medio término. El desafío de Llaryora en 2025 es justamente romper, al menos atenuar, esa inercia.