Martín Llaryora accedió al baño de liturgia peronista que venía esquivando en las efemérides del Partido Justicialista: los 50 años sin Perón, los seis sin José Manuel de la Sota y el 25° aniversario del triunfo electoral de Unión por Córdoba. La virtualidad de aquellas conmemoraciones se convirtió en presencialidad plena en el acto por el Día de la Lealtad.
El gobernador se subió este jueves al escenario montado en un club del icónico barrio San Vicente, en la capital de Córdoba. No dejó la silla vacía justo cuando su par de Buenos Aires, Axel Kicillof, ensayaba una suerte de lanzamiento presidencial en Berisso, con los acordes de la renovación peronista que, todavía, falta para develar si es con la batuta de Cristina Fernández de Kirchner o sin ella.
En el Panal repiten hasta el cansancio: “no nos importa la interna del PJ a nivel nacional”. Siin embargo, no desaprovecharon la oportunidad para dejar en claro que el peronismo no kirchnerista gobierna hace un cuarto de siglo la principal provincia del interior del país.
En concreto, sobre las tablas del escenario del salón decorado con banderas con el escudo partidario, Llaryora lanzó el que será el eje de la campaña 2025: el Modelo de Desarrollo Cordobés. Se estructurará en dos conceptos: 1) orden fiscal con la gente adentro y 2) superávit fiscal para promover el desarrollo. Una apuesta para mostrar que la receta libertaria no es infalible y que la cordobesa es escalable.
Llaryora, la senadora Alejandra Vigo y el intendente Daniel Passerini apelaron a la doctrina peronista para explicar ese “modelo Córdoba”.
Abundaron los conceptos de movilidad social ascendente, justicia social, producción y trabajo y educación pública con una defensa acérrima de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
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Nadie nombró a Javier Milei, pero quedó claro que el cordobesismo no jugará en los extremos, sino que seguirá apelando a esa vía del medio para la que cree que hay lugar y en la que coinciden peronistas, radicales y un macrismo desencantado con los liderazgos de sus espacios.
“El Día de la Lealtad no es el 17 de octubre. Para los verdaderos justicialistas, el Día de la Lealtad se practica todos los días, cuando hacemos cosas para mejorar la vida de la gente. Tenemos superávit fiscal y un modelo económico con la gente adentro. Córdoba no para”, expuso el marco 2025 el gobernador que no puede mostrarse como opositor ante un electorado que en la provincia todavía banca los trapos violetas diez meses después.
El gremialismo de Córdoba, a pleno
La altísima presencia sindical fue todo un dato. El cordobesismo mostró que más allá de la estrategia de asociarse con fuerzas otrora consideradas rivales, como la UCR y el PRO, el PJ de Córdoba sigue conservando su base histórica.
Fue la propia Vigo quién empezó a pelotear la idea del acto del 17 de octubre con el poderoso referente del gremio de Comercio de Córdoba, exmassista y administrador del club Unión San Vicente, Pablo Chacón. El PJ Capital organizó y la CGT Córdoba adhirió. Las 62 Organizaciones Peronistas del concejal Ricardo Moreno completaron el mapa sectorial.
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El PJ Capital y la CGT de Córdoba organizaron el acto político. Martín Llaryora no dejó la silla vacía. Juan Schiaretti, ausente con aviso.
El orador elegido fue Ricardo López, secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad (ATSA). El hijo del homónimo e histórico jefe de ATSA era enfermero en el Hospital Misericordia. Se trata de un dirigente sindical joven, cercano a Héctor Daer, que no expresa una posición opositora a ultranza a Milei.
Como se puede suponer, el perfil era ideal a la línea de trabajo opoficialista del cordobesismo. También explica la ausencia de Rubén Urbano de la Unión Obrera Metalúrgica y de Edgar Luján, de Camioneros, opositores sin grises al esquema nacional.
Dedos en V, marcha, pero el cordobesismo open mind no se negocia
La marcha peronista y los dedos en V fueron vividos como un desahogo para una dirigencia que comprende que el Partido Cordobés es el camino, pero no quiere resignar la identidad, ni mucho menos espacios de poder real en manos transversales.
Llaryora no dará vuelta de página y mucho menos con Juan Schiaretti trabajando en la misma línea a nivel nacional con su criatura Hacemos por Argentina.
El tridente protagonista dejó en claro que en el interior hay un peronismo que gobierna muy distinto al kichnerismo que se debate la conducción nacional del partido. También que buscará diferenciarse del fenómeno libertario con lo que consideran que son logros palpables de gestión.
No es casual que Vigo haya elegido presentar a su peronismo como una “fuerza transformadora” y Passerini haya elegido la palabra “orgullo” para inaugurar la campaña más compleja que haya atravesado el cordobesismo. Un mix para contentar a todos, pero siempre con la misma receta para surfear el año electoral en ciernes.