La relación entre el oficialismo y la oposición sumó otro capítulo de tensión: Martín Menem y Victoria Villarruel se negaron a enviar comitivas especiales al Vaticano para despedir al papa Francisco. La vicepresidenta hizo consultas protocolares a la embajada argentina, pero por ahora no tiene previsto viajar. A través de un tuit, el riojano aclaró que no pagará pasajes.
"Quiero ser claro al respecto: cualquier legislador está en libertad absoluta de concurrir a las exequias del papa, pero deberá costear los gastos con sus propios recursos", sostuvo Menem, molesto por las versiones que daban cuenta de que Javier Milei había abierto tres cupos en el avión oficial para integrantes de la cámara baja.
Este martes, en la sesión homenaje al papa Francisco, el jefe del bloque Unión por la Patria, Germán Martínez, pidió a Menem financiar una representación legislativa a Roma. Yo lo había planteado en la reunión de labor parlamentaria, el día anterior, pero ningún bloque se animó a seguirle el juego. "Son unos cagones", dijo el santafesino ante cada quien se cruzara en pasos perdidos.
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Si bien Menem nunca tuvo entre sus planes subir a miembros de la cámara a un avión, ante la insistencia de la oposición realizó una consulta y los números lo alarmaron: sólo en hoteles, cada invitado insumiría mil euros por una estadía de tres días. El costo final no bajaría de 10 mil dólares, a pesar del ahorro de los pasajes aéreos.
"No podemos gastar eso en un funeral. Es imposible justificarlo", argumentan en la presidencia de la cámara baja. En el Senado, donde nadie esperó que Villarruel consiguiera lugares en el avión presidencial, hubo intentos de reservar vuelos y las cifras eran altísimas.
Martín Menem, sin plata
En su posteo, Menem justificó su ausencia en Roma con alusiones a Jorge Bergoglio. "Tal como siempre manifestó Francisco, es momento de evitar las pompas y protocolos tradicionales. La austeridad, simpleza, y compromiso fueron tres valores fundamentales que el Santo Padre transmitió tanto en su pontificado como a lo largo de su vida. Practicar su mensaje es honrar su legado", escribió.
En Diputados funciona un grupo de amistad con el Vaticano, que preside Cristian Ritondo (PRO). El vicepresidente es Adolfo Bermejo, de UP, quien tiene un proyecto para rebautizar con el nombre Papa Francisco el salón blanco del Congreso. La otra autoridad es la salteña Pamela Calletti (Innovación Federal).
Ritondo nunca fue invitado a Roma ni pidió lugares en el avión. Tampoco se sumó al reclamo de Martínez, quien estaba dispuesto a aceptar cualquier esquema, con tal de garantizar una representación del Congreso. Algunos integrantes de su bloque hablaron con Bergoglio hasta su último día, como Eduardo Valdés y Santiago Cafiero. Nadie confirmó su presencia en el Vaticano.
Esta situación, reconocen en la oposición, podría acelerar los pedidos de informes al Gobierno para conocer el costo de los viajes presidenciales, que en muchos casos son para actividades políticas que no están vinculadas a la gestión. La bronca, además, es porque la comitiva del Gobierno a Roma tendrá ocho miembros, entre ellos la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Villarruel, por ahora se queda
Los legisladores más cercanos a Milei cuentan que los preparativos para el viaje al Vaticano son caóticos, porque la Santa Sede está colapsada y no puede garantizar trato especial para nadie. "El papa Francisco cambió el protocolo hace un mes y nadie lo tiene tan claro. Además, el Presidente no sabe si allá se va a encontrar con políticos de Argentina, porque pueden ir sin avisarle", contó a Letra P un diputado libertario que frecuenta la cancillería.
Una versión que retumbó en el Congreso es que sí podría haber comitivas de legislaturas provinciales, en algunos casos acompañando a sus gobernadores. Está en la mira Buenos Aires.
Villarruel, quien se entrevistó con el papa Francisco en octubre, nunca contempló la posibilidad de enviar una comitiva de la cámara alta y, por ahora, no tiene decidido viajar. Sus voceros confirmaron a Letra P que se hicieron consultas protocolares a la embajada argentina en la Santa Sede para tener alojamiento.
Sin embargo, la vicepresidenta no definió subirse a un avión y dejar por tres días el país a cargo del presidente provisional, Bartolomé Abdala. Desde 2020 que no se corren dos escalones la línea sucesoria: aquella vez, fue jefa de Estado la santiagueña Claudia Ledesma. Por ahora, no volverá a ocurrir.