“Si me necesitan, estoy”. Desde Villa La Angostura, el lugar que elige para instalarse cada verano, Mauricio Macri tuvo que enviarle un mensaje tranquilizador a su tropa, preocupada por los números del PRO y el diálogo trabado con Javier Milei. Aunque hubiera preferido no hacerlo, el expresidente ya empezó a delinear una estrategia de campaña, que se activará en febrero.
“La bala entró. Ahora tenemos amenaza y candidato. Milei no va a querer perder la Ciudad”, agitan en el PRO porteño. Macri hubiera preferido evitar la guerra. Hace un año que apuesta al acuerdo con Milei, pero el oficialismo lo sometió a “un destrato casi permanente”, según él mismo describió. Cargos que nunca llegaron, acuerdos que no se cierran. Una novedad absoluta para un hombre a quienes pocos se le animan sin salir afectados. Una pesadilla para quien maneja el poder con naturalidad innata.
Crónica de un desencuentro PRO-LLA
Después de meses de tironeos, algo pareció encaminarse los primeros días de 2025. La invitación llegó de boca del Presidente, que le propuso a Macri armar un frente común para “arrasar” juntos con el kirchnerismo. El acuerdo debía ser “total, en todo el país”. En las filas macristas menos afines a los libertarios nadie se creyó el cuento. Dijeron que se trataba de un “operativo distracción” de la Casa Rosada, que ni Karina Milei ni Santiago Caputo, los otros dos integrantes de “triángulo de hierro” estaban dispuestos a avalar, a pesar de las palabras amables de Milei.
A Macri no le quedó otra que responder. Para “no dejarlo en el aire”, atender a la demanda de su electorado y bajar la idea a algo concreto, que mostrara su voluntad de negociación: dijo estar dispuesto a conformar un equipo y propuso el armado de una mesa política conformada por Cristian Ritondo, Ana Clara Romero y Silvia Lospennato, el exministro de Economía Hernán Lacunza y la intendenta de Vicente López, Soledad Martínez. La pelota quedó del lado de los libertarios.
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Cuenta adjudicada a Santiago Caputo y un mensaje cifrado contra Mauricio Macri.
En la Casa Rosada lo tomaron con cierta sorna. Prometieron sentarse a dialogar cuando sea el momento, pero le bajaron el precio. La voz de El Jefe salió a través del armador Sebastián Pareja. "No termino de comprender la parte dialéctica. Macri hablando de conformar el mejor equipo y, lo digo sinceramente, eso ya sucede hace más de un año. Hay un montón de gente del PRO que funciona activamente. Me pierdo cuando dicen que hay que armar equipo”, ironizó este sábado en radio Mitre.
Pareja dejó otra señal clara cuando puso como ejemplo lo que sucede en la provincia de Buenos Aires, al apuntar que “la marca que le disputa a Axel Kicillof el gobierno se llama La Libertad Avanza”. El que quiera sumarse bajo ese nombre, será bienvenido. En un acuerdo electoral, eso llevaría al PRO, el partido que Macri fundó hace 20 años, a la extinción total.
“Están demasiado confiados en que tienen el sello de La Libertad Avanza. Pero a eso hay que ponerle nombres y caras. No va a ser tan fácil como creen; en las provincias los gobernadores se van a mover mucho para ganar. Nadie va a regalar la elección”, dicen en el corazón del PRO.
La Libertad Avanza y la boleta única de papel
La cuestión del sello partidario cobrará especial importancia en estas elecciones, en las que se implementará por primera vez la boleta única de papel (BUP). El nuevo instrumento muestra toda la oferta electoral en la misma papeleta y al elector le bastará con hacer una cruz en un casillero para votar.
Por su diseño, en la BUP adquiere mayor peso específico el nombre del dirigente que encabece cada lista. Sin candidatos fuertes en todo el país, el oficialismo aspira a que sea el sello LLA lo que convoque a sus votantes. Creen que el nombre del partido pesará tanto en cada distrito como la imagen positiva de Milei, que todavía ronda los 50 puntos.
El PRO piensa que es un error de lectura. De los sondeos y focus groups que le acercan, Macri concluye que el supuesto peso de la marca LLA está “sobredimensionado” y que los aparatos políticos locales le darán malas noticias al Gobierno, que deberá bajar las pretensiones. Los resultados provinciales del primer semestre del año pueden ser determinantes para la definición sobre el armado nacional.
La Ciudad del PRO, el botín de guerra
Fue Jorge Macri el primero en marcar la cancha cuando, a fines de 2024, anunció el desdoblamiento de las elecciones porteñas, que serán el 6 de julio. El jefe de Gobierno se enrola en el ala dura del PRO refractaria al acuerdo con los libertarios. Hace meses que le advierte a su primo que LLA está lanzada a la conquista de la Ciudad.
El viernes, el jefe de Gobierno encabezó un acto partidario en el que llamó a “defender” el bastión electoral del PRO. La misma arenga lanzaron el expresidente, Ritondo y María Eugenia Vidal en la celebración por las dos décadas de nacimiento del partido. “Este es el lugar donde empezamos, el lugar donde logramos equilibrio fiscal antes que ningún otro. Este es el lugar que vamos a defender”, dijo la exgobernadora en su mensaje. ¿Defender de quién?
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“Acá, en esta Ciudad, lidera el PRO”, remarcó el primo Jorge, después de amenazar con "ojo que se viene Mauricio candidato".
La hegemonía relativa
Los números muestran el asedio de LLA en territorio porteño, donde Manuel Adorni suena como posible candidato a senador. Según la última encuesta de CB Consultores, el vocero presidencial tiene un techo de 45% de votos. Es gente que dice que podría votarlo. Otras consultoras coinciden en las proyecciones.
El PRO tiene un gran problema: el único dirigente que le garantiza una pelea de igual a igual es Macri. Los demás miden muy mal. En la mesa chica del expresidente aseguran que mide cerca de 42 puntos. Su aparición cambiaría el tablero. A nadie en el partido amarillo se le escapa que a Macri le fastidia la tarea legislativa y, a esta altura, preferiría dedicarse a cumplir con los compromisos que le imponen otras tareas que lo apasionan, como ser titular de la Fundación FIFA. Pero Milei empuja y las bases demandan, mientras ven cómo el electorado se muda de partido y LLA hace un robo hormiga de dirigentes sin necesidad de hacer un acuerdo de cúpula.
Macri y FIFA Macri y FIFA
Además, en la Ciudad, un acuerdo con los libertarios suena más lejano que en cualquier otro distrito. Jorge Macri gobierna, todavía, con apoyo de los socios históricos de JxC, los radicales alineados con Martín Lousteau y la Coalición Cívica. Elisa Carrió está enrolada en el antimileísmo furibundo: dijo que Milei pactó con las mafias y apuntó contra Caputo.
Esta semana, el conflicto cruzado tuvo otra escalada, con el cruce de denuncias que se generó cuando el Gobierno filtró un listado de empresarios ligados al kirchnerismo que supuestamente habrían estado protegidos por la AFIP desde 2016, durante el gobierno de Macri. Apuntó por eso contra los extitulares de la AFIP Alberto Abad y Leandro Cuccioli.
Santiago Caputo metió también en la volteada a la exvicepresidenta de la Unidad de Información Financiera (UIF), María Eugenia Talerico. “Es una trampa, no cuenten conmigo para este enchastre”, dijo Talerico cuando vio la respuesta de Macri a Milei sobre un posible acuerdo.
La desconfianza entre los dos espacios es regla. El jueves a la noche, Caputo mostró su descontento con el clamor lanzado por la candidatura de Macri. “Siempre una de más”, escribió el usuario Milei Emperador, que se le atribuye al asesor presidencial. “Santiago nos odia”, dicen en el macrismo. Piensan que Milei y su asesor hacen el juego del policía bueno y el policía malo. En la Casa Rosada tampoco lo desmienten. La estrategia es natural: si quiere liderar a la derecha argentina, Milei debe enterrar políticamente al líder anterior, Macri.
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El destino del PRO
Decidido a entrar en el juego, Macri le avisó a su tropa que saldrá a la cancha en febrero: habrá un evento que marcará la señal de largada. Aunque todavía conserva alguna mínima esperanza, el expresidente ya afina el discurso para explicarle el naufragio de las conversaciones con Milei a su electorado. Dirá que el PRO hizo todo lo que estuvo a su alcance y habrá sido culpa de LLA.
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Con el oficialismo fuerte, a Macri no se le escapa que su partido podría sufrir una derrota histórica en distritos clave, como la provincia de Buenos Aires, donde gobernó entre 2015 y 2019. Las encuestas muestran una intención de voto cercana a los siete puntos. En el entorno del expresidente dicen que “no es un escenario de pánico”.
La derrota no sería la primera ni la última para un partido que pretende perdurar. Eventualmente, será mejor conservar la identidad propia, aunque sea perdiendo. En un país siempre a punto de explotar, puede que el mileísmo sea una ola pasajera y el PRO tenga tiempo de resucitar.