En su paso por Rosario, las sentencias se le cayeron de los bolsillos a Mauricio Macri. El expresidente apuntó contra Karina Milei y Santiago Caputo por la falta de acuerdo con La Libertad Avanza, dijo que Javier Milei está mal rodeado, descartó ser candidato “salvo una emergencia” y pidió a su tropa “no tener miedo” si tienen que competir solos.
El calabrés llegó a Rosario a media mañana, invitado por Gisela Scaglia. Su visita tenía múltiples objetivos. En el plano local, lo esperaba un acto con todos los candidatos del PRO en Santa Fe, una forma de respaldar a la vicegobernadora en su rol de jefa del macrismo santafesino. De paso, apoyó a Maximiliano Pullaro, hasta donde el gobernador se dejó. En el plano nacional, Macri llegó en búsqueda de oxígeno en el marco del asedio libertario a su partido y pararse al frente de la postal de un PRO que enfrentó un cierre de listas difícil, pero sobrevivió.
Mauricio Macri, al ataque
Entrar al salón Metropolitano, donde Macri tuvo su evento principal, fue como atravesar el túnel del tiempo para asistir a un acto de su primera campaña presidencial, una década atrás. No solo por el escenario 360°, un formato clásico de sus épocas fundacionales, sino también por el clásico logo del PRO en la pantalla y hasta la música: “Ciudad Mágica”, de Tan Biónica, sonó antes y después. Flotaba en el aire cierto clima exultante, motivado por el éxito del acto y porque el entorno del calabrés avisó que hablaría “a agenda abierta”, una forma elegante de anunciar que pasaría al ataque.
Tanto en la conferencia de prensa previa como en su discurso, Macri descargó munición pesada contra el entorno presidencial, personificado en Karina Milei y Santiago Caputo. A ellos dos cargó con la responsabilidad del affaire $LIBRA, ya que sostuvo que Milei estuvo “descuidado y mal rodeado”. En ese sentido, pidió una “investigación seria” para saber qué pasó antes de que “el FBI nos lo venga a decir”, aunque descartó apoyar por ahora un pedido de juicio político.
No fue la única responsabilidad que atribuyó al asesor plenipotenciario y a la secretaria general de la Presidencia, ya que también los señaló por ser quienes se oponen a un acuerdo entre espacios. “Javier dice que quiere un acuerdo diez, pero los otros dos extremos del triángulo de hierro quieren un acuerdo cero”, apuntó, tomando la frase que Milei usó en su última entrevista. El expresidente lució algo resignado y dispuesto a dar la batalla en soledad -de hecho, le pidió a los suyos que “no tengan miedo”-, pero descartó ser candidato: “No es mi intención”, dijo, lacónico.
Lo que Santa Fe le ofreció a Mauricio Macri
Lo que Macri vino a buscar a Santa Fe, de fondo, es oxígeno para enfrentar el asedio libertario a su tropa. La Bota inauguró la temporada de cierres de listas con el sello de La Libertad Avanza ya en funciones. Fue todo un desafío para la flamante conducción de Scaglia, la vicegobernadora que tuvo que maniobrar para contener a los dirigentes macristas seducidos por los cantos de las sirenas libertarias, que mostraban un sello competitivo tanto en las grandes urbes como en el interior santafesino.
Por eso, en el entorno de la vicegobernadora repetían exultantes que al acto asistirían los miembros de las noventa listas que pudieron armar en la Bota, “récord en la historia del PRO”. Para Scaglia, el desafío fue doble porque, del otro lado, la que encabezaba el operativo seducción era Patricia Bullrich, con Federico Angelini -otrora amo y señor del macrismo local- como punta de lanza. “Mauricio, acá está el PRO de Santa Fe”, le dijo la galvense al calabrés en el acto, con el tono del deber cumplido.
En la situación en la que está, la de Santa Fe es una postal que Macri no quería ni podía desaprovechar: un PRO que forma parte de un oficialismo aún ganador, que muestra una gestión con buenos resultados y “equilibrio” -palabra clave en el discurso con el que bajó el expresidente- entre la voluntad reformista y el respeto a la institucionalidad. No le importó que entre las ausencias al acto partidario se contaron las de cinco de los seis diputados santafesinos del PRO, un detalle que se ocuparon en hacer notar desde el entorno de uno de ellos cuyo mandato termina este año.
El primer pullarista
La única diputada presente en toda la excursión rosarina de Macri fue Germana Figueroa Casas. No es para menos: fue la elegida para secundar al gobernador en la lista de convencionales constituyentes de Unidos. La contadora llegó con el expresidente temprano a la Bolsa de Comercio -un lugar neutral antes del acto en Metropolitano- donde se escenificó una foto entre Macri y Pullaro, el apoyo que ambos acordaron en el marco de una campaña electoral que la Casa Gris busca despolitizar y provincializar lo máximo posible.
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En pos de ese mantra del gobierno provincial es que se eligió el formato del encuentro. Gobernador y expresidente no llegaron juntos, sino que Pullaro primereó, concedió dos preguntas a la prensa presente -aunque su entorno había avisado que no hablaría- y subió raudamente al salón donde sería el encuentro. Macri llegó luego y esquivó los micrófonos.
Sin embargo, el calabrés guardó los dardos de visitas anteriores y se mostró como el primer pullarista. Valoró la reforma previsional y el incentivo docente, dos medidas de Unidos que calzan a la perfección con su relato. Como si Santa Fe fuese el ejemplo de un gobierno que puede hacer el cambio que Macri tanto pondera, pero más apegado a la institucionalidad que la Casa Rosada. La presencia de Figueroa Casas fue leída como un obvio apoyo a la reforma constitucional. Solo se permitió una crítica: pidió apuntar contra la EPE, porque la energía en Santa Fe “sigue siendo cara”.