Cristina Fernández de Kirchner estrena su cargo de presidenta del PJ, al que llegó con la misión de confrontar sin matices con Javier Milei, negociando con el Gobierno. Primero lo primero, que no sería la Patria ni el movimiento sino sus urgencias judiciales.
El cristinismo justificó la consagración de CFK como titular del Partido Justicialista -la prórroga de su condición de jefa espiritual del peronismo y hasta su proyección como frontwoman electoral del sector en las legislativas de 2025- en la necesidad de oponerle al Presidente la figura más potente posible, una que fuera capaz de plantear una oposición pura y dura al modelo libertario de ajuste y represión.
Como contó Gabriela Pepe este domingo, en el kirchnerismo existe la convicción -tesis que suscriben analistas politicos varios- de que no hay espacio para moderaciones ni avenidas del medio en un mundo que consagra las grietas entre posiciones antagónicas, como acaba de confirmar, dicen quienes sostienen esa mirada, el proceso electoral estadounidense, que terminó en la reentronización del ultraderechista Donald Trump en una versión incluso más radical que la del ya de por sí volcánico líder republicano que gobernó la hiperpotencia entre 2017 y 2021.
Negociemos, Javier Milei
Milei Cristina
Cristina Fernández de Kirchner y Javier Milei, en el traspado del mando de diciembre pasado.
Sin embargo, la intransigencia prometida por las huestes cristinistas no encuentra satisfacción en la primera jugada de la expresidenta como jefa formal del PJ: como contó este martes Mauricio Cantando, Cristina negocia con el Gobierno -su embajador sería Wado de Pedro, de aparente diálogo fluido con Santiago Caputo, una de las patas del triángulo de hierro de la Casa Rosada-, el respaldo del bloque de Unión por la Patria al pliego del juez federal Ariel Lijo como candidato del oficialismo a integrar la Corte Suprema.
A cambio, pide bajar a Manuel García-Mansilla, el otro jurista propuesto por el Ejecutivo, y promover en su lugar a una mujer de su confianza -suenan la exsenadora por Santa Fe María de los Ángeles Sacnun y la abogada Graciana Peñafort, espada jurídica de CFK en el campo de batalla que el kirchnerismo libró y perdió contra Clarín en el último tramo de la era K-.
Ariel Lijo con José Mayans
Ariel Lijo con José Mayans, jefe del bloque de UP en el Senado.
¿Por qué le importa tanto la Corte a Cristina como para sentarse a negociar con el Gobierno al que se propuso combatir sin dobleces? Este miércoles, en el marco de la causa "Vialidad", la Cámara de Casación Penal ratificaría el fallo de primera instancia que la condenó a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por direccionamiento irregular de contratos de obra pública. El máximo tribunal tendrá la palabra final.
Cantando explicó el juego de las sillas que se disputa en la Corte. "El 28 de diciembre -señaló- debe retirarse Juan Carlos Maqueda y el máximo tribunal quedará con tres miembros: Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti. Los dos primeros juegan en tándem y arman una mayoría con Maqueda. Lorenzetti es el promotor de Lijo, por lo que, en una Corte de cuatro, no existirían casi sin chances de firmar fallos. Deberían intervenir conjueces, un mal negocio para el kirchnerismo. Lijo es el preferido de UP. Es aceptado por Cristina, quien ordenó a sus súbditos no criticarlo, y tiene llegada a algunos jefes territoriales, como los gobernadores Gildo Insfrán (Formosa) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero). Lijo y una quinta jueza mujer serían el mejor negocio para Cristina".
Embed - https://publish.twitter.com/oembed?url=https://x.com/CFKArgentina/status/1856442014423814498&partner=&hide_thread=false
CFK & Ariel Lijo: una mano lava la otra
La de CFK y Lijo es una sociedad de socorros mutuos. La Jefa necesita a Lijo para mantener la esperanza de zafar de la condena en la causa "Vialidad" y el juez necesita los votos que controla Cristina para llegar a la Corte (dos tercios del Senado, imposibles de reunir sin el bloque de UP), paraíso terrenal de todo jurista que se precie de integrar la Familia Judicial.
Para concretar el plan que podría representar un salvoconducto para ella, la expresidenta no sólo bajaría las banderas de la confrontación sin moderaciones con el Gobierno, sino que pasaría a confrontar con una amplia mayoría que rechaza la elección de Lijo para ocupar una de las cinco sillas más importantes de los tribunales. Según una encuesta de la consultora Synopsis, el 80,4% de las personas informadas sobre la candidatura del juez rechaza su postulación y considera que se trata de una nominación "mala" o "muy mala".
Ariel Lijo, de enemigo a aliado de CFK
Como buena cristiana, CFK está dispuesta a perdonar. A cargo del caso Ciccone, una de los expedientes emblema de la guerra que el kirchnerismo mantuvo en varios frentes con la Justicia, Lijo fue el primer juez en procesar a un vicepresidente en ejercicio, Amado Boudou, el compañero de fórmula que Cristina eligió para las elecciones de 2011.
En 2017, en tanto, Crstina acusó al magistrado de “organizar las escuchas ilegales” difundidas ese año en un programa radial y pidió que se lo apartara de la causa por la denuncia que formuló el fiscal Alberto Nisman antes de morir por presunto encubrimiento de Irán por la voladura de la AMIA.
Lo pasado, pisado. Mañana es mejor.