HECHOS, NO INTERPRETACIONES

Otra vez CFK: ¿para qué la quiere el peronismo?

Dos hipótesis: candidata 2027 o -de nuevo- gran electora. Pasado reciente y modus operandi. Dedazos, dos derrotas y una victoria que terminó mal.

El operativo clamor lanzado por el peronismo pankirchnerista para postular -con su venia, por supuesto- a Cristina Fernández de Kirchner para la presidencia del Partido Justicialista arroja dos interrogantes: el por qué y el para qué, el primero más fácil de descifrar que el segundo.

Letra P ha decidido, hace ya un tiempo, abstenerse de interpretar a Cristina -de decodificar sus mensajes cifrados; de bailar el valsecito criollo de sus gestos encriptados; de encontrarle el sentido a su media lengua-. Esta nota pretende, en cambio, entender al peronismo.

Por qué vuelve a aferrarse a La Jefa como a un madero en la correntada es bastante simple de comprender: es la más fácil, el camino más corto... la ley del menor esfuerzo, diría la abuela Rita.

De regreso, el peronismo y CFK

Con la sangre de Javier Milei hediendo en las aguas enrarecidas de una gestión que se aísla, se encierra en su dogma del ajuste y el déficit cero y elige ignorar las señales de agotamiento prematuro que emite una sociedad castigada y maltratada, el peronismo, hasta ahora inmovilizado por el Síndrome de Alberto, intenta sacarse el rabo de entre las patas: este miércoles le tomó la temperatura a la calle de la clase media y se sintió cómodo en ese terreno, que presumía hostil. Al otro día, decidió que era tiempo de dar el paso, como le dijo Malena Galmarini a este portal.

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Agitar el regreso de CFK es, todavía, la receta más eficiente para despertar al gigante, mal que le pese a Ricardo Quintela, el riojano que se planta como alternativa y reúne a su alrededor al peronismo no K, incluido el albertismo resiliente -Victoria Tolosa Paz se pegó al gobernador este viernes en Río Negro-.

No hay caso: no existe una figura que le ate los cordones a la expresidenta en términos de capacidad de movilización de las bases peronistas -su gran sombra no ha permitido que floreciera una flor, mucho menos mil-, una que sea capaz de desatar un huracán de adhesiones en cuestión de horas, como hizo la expresidenta este jueves.

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Cristina Fernández de Kirchner en el PJ, una rareza, hasta ahora.

Cristina Fernández de Kirchner en el PJ, una rareza, hasta ahora.

Sobre el para qué el peronismo quiere a Cristina, dos hipótesis.

1) Para que sea candidata a presidenta en 2027.

2) Solo para que presida el partido y ordene al peronismo en la búsqueda de una figura competitiva para la próxima campaña presidencial. En definitiva, para que sea, otra vez, la gran electora.

CFK presidenta

La hipótesis 1 está llena de problemas.

Primero, CFK ha dicho hasta el cansancio que su tiempo para esos trotes ya pasó y ha alentado a sus coroneles a dar el paso al frente y tomar el bastón de mariscal. En criollo, les ha dicho que se hagan cargo y a ella no la jodan más.

Segundo, nacida en febrero de 1953, la expresidenta tiene 71 años. En diciembre de 2027 iniciaría su tercera presidencia con 74 para 75 y llegaría con 78 para 79 al final de ese mandato. Si le fuera bien, ¿quién podría convencerla de que no buscara la reelección para un cuarto turno que, en caso de que lo consiguiera, la obligaría a gobernar el país -no cualquier país, este país- hasta los 82 para 83? El fantasma de Joe Biden recorre estas proyecciones.

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Joe Biden y Cristina Fernández de Kirchner. La longevidad al poder.

Joe Biden y Cristina Fernández de Kirchner. La longevidad al poder.

CFK conducción

Para analizar la hipótesis 2, esta nota listará hechos, no interpretaciones; datos de un pasado reciente que sirven para perfilar a La Jefa en su rol de conductora sin los atributos del poder institucional.

- En 2015, cuando se quedó sin chances de buscar una segunda reelección -se lo impedía la Constitución-, en el peronismo se largó una carrera por las sucesión que la entonces presidenta fue achicando a fuerza de duchazos de humildad. De ese proceso surgió el renegado Florencio Randazzo: en su dedazo final, Cristina bajó a su ministro del Interior y ungió a Daniel Scioli. El candidato, sin embargo, no era el gobernador de Buenos Aires, sino el proyecto. Perdieron los dos y, al cabo de los cuatros años de Mauricio Macri en la Casa Rosada, había perdido el país.

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En 2015, CFK le puso el compañero de fórmula a Daniel Scioli: el candidato era el proyecto.

En 2015, CFK le puso el compañero de fórmula a Daniel Scioli: el candidato era el proyecto.

- En 2019, sin ella no se podía, pero con ella sola no alcanzaba. Dedazo inesperado: "Le pedí a Alberto Fernández que me acompañe en la fórmula presidencial". La jugada magistral salió bien en las urnas, pero mal en la gestión: Cristina quería a Alberto en el gobierno, pero a ella en el poder. La experiencia del Frente de Todos fue desastrosa y al cabo de cuatro años el país había vuelto a perder.

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Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández, uno para cada lado.

Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández, uno para cada lado.

- En 2023 le pidieron una más. Ella dejó hacer, pero al final se corrió, ofreció el bastón de mariscal y terminó abortando, de un nuevo dedazo, la competencia interna que proponía Scioli a la cabeza del albertismo resiliente. Entre las cuatro paredes de su despacho del Senado, bajó a su señuelo Wado de Pedro y consagró a Sergio Massa, otro extranjero del kirchnerismo, esbirro del establishment según la fanaticada liderada por Juan Grabois. Unión por la Patria perdió en las urnas y dejó al gran pueblo peronista a merced de la ultraderecha y su ajuste más grande la historia de la humanidad. Al cabo de apenas seis meses, el país ya perdía como en la guerra: el 52,9% era pobre.

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Hechos, no interpretaciones: a Cristina no le va mucho eso de la democracia interna. Si ella conduce, ella decide.

El peronismo nunca ha sido bueno para construir sucesiones, que han sido siempre traumáticas, de Perón a CFK, pasando por Carlos Menem y su guerra cruenta con Eduardo Duhalde y la del cacique de Lomas de Zamora con Néstor Kirchner.

Con la consigna CFK conducción, acaso el peronismo se encamine a estirar una tradición que no ha sido virtuosa.

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Sergio Massa, en la marcha por la universidades.

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