Martín Llaryora tomará un prudente tiempo para evaluar el impacto de la designación de Juan Manuel Llamosas como vicepresidente del Banco de la Provincia de Córdoba (Bancor), una movida de doble impacto en el departamento Río Cuarto, una región en la que aún no recoge el volumen de apoyos que esperaba al cierre de su primer año de gestión.
Ahora, en ese mismo territorio clave, donde también juegan fichas los principales referentes de la oposición, donde persisten tironeos por el reacomodamiento del peronismo tras el cambio de mando, ganará preponderancia Guillermo de Rivas, el intendente riocuartense que desde temprana hora luce como uno de los arquetipos del Partido Cordobés.
El destino de Juan Manuel Llamosas
El exintendente del autopercibido imperio expresa satisfacción por su cambio de roles. Desde su perspectiva, se trata de un paso adelante en un trayecto al que no le faltan ambiciones.
Según leen en su entorno, ocupará un cargo clave en una de las herramientas con que Llaryora cincela su modelo de gestión. El Banco de Córdoba, con distintas líneas de crédito, se ha convertido en la mano que el gobernador tiende a los 426 municipios que atraviesan distintas penurias y ya no cuentan con los fondos que llegaban desde la Nación.
Desde allí, el riocuartense articulará de modo directo con los intendentes, interlocutores a los que el llaryorismo destina especial atención. Especialmente aquellos del sur provincial, cuyas necesidades debe conocer de antemano.
“Será la cabeza política del Banco. La presidencia suele ser un cargo más técnico. Tendrá firma, estructura y poder de decisión para capitalizar su experiencia en gestión y su vínculo con importantes actores”, analizan desde su entorno.
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Juan Manuel Llamosas recala en el Banco de Córdoba por pedido de Martín Llaryora.
El elenco de actores incluye también a pesos pesados como el sector agroindustrial, figuras empresariales de sectores dinámicos de la economía (tech, biocombustibles, por ejemplo) y las representaciones del agropower cordobés.
Desde las oficinas de la histórica sede de Bancor, que ocupará tres días por semana, Llamosas reconoce la importancia de estar en el centro de la capital, sede real del poder político, sede del Círculo Rojo. “Acá se toman las decisiones”, reconoce.
No obstante, sus entornistas remarcan que no se alejará de las tareas asignadas en julio pasado. Ya sin aquella asesoría, pero con lapicera propia, seguirá aceitando vínculos entre los ministerios y los funcionarios con gestión territorial. “Seguirá siendo el nexo del sur”, afirman.
El liderazgo de Guillermo de Rivas
Desde la capital alterna ofrecen lecturas diferentes a la reubicación del ex ombudsman, al que le recuerdan su decisión de no ocupar la banca para la que había sido votado en la Legislatura provincial.
De manera coincidente, también siembran dudas sobre el cumplimiento de la tarea asignada como asesor regional en un territorio clave. “Nunca pudo proyectarse más allá de Río Cuarto. No construyó en el sur. No fue el líder que se necesitaba”, repican opositores en la interna del PJ. Señalan, trascartón, los resultados de las elecciones del 2023, en las que el peronismo obtuvo resultados muy inferiores a los esperados.
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Las mismas voces señalan que, con la salida de Llamosas, se consolida el liderazgo regional de su sucesor, Guillermo de Rivas. Al nuevo intendente le reconocen otros atributos, como juego con la oposición, diálogo con empresarios e industriales y mayor comprensión para el “trabajo en equipo”.
Carencias de uno y virtudes de otro son aireadas desde los tiempos de campaña. Tan pronto De Rivas quedó oficializado como candidato a la intendencia pudo gozar de un apoyo que muchos retaceaban a su sucesor.
Las fichas de Martín Llaryora
Esa misma línea interpretativa relativiza la posibilidad de que la disolución de la asesoría regional derive en un reempoderamiento de la sede del Centro Cívico de Río Cuarto, a cargo del llamosista Julián Oberti.
Antes que ello, prevén un afianzamiento de los dirigentes de más peso en aquellos departamentos del sur: Sergio Busso, ministro de Bioagroindustria, y Julián López, ministro de Justicia y Trabajo, en Roque Sáenz Peña; Silvio Quiroga, secretario de Convivencia Ciudadana del Ministerio de Justicia, en General Roca; Carlos Gutiérrez, diputado nacional, en Río Cuarto.
Fuentes que recorren la provincia piden cautela antes de cualquier elucidación. No sólo ubican a los mencionados funcionarios como parte de un schiarettismo que no se resigna a entregar todos los mandos de control territorial, en el marco de una inevitable interna abierta con los relevos en la Gobernación.
En un mismo gesto, señalan recientes nombramientos de personas de estricta confianza del gobernador en lugares de gran “volumen político”. El más sonoro, Gustavo Brandán en el ministerio de Cooperativas y Mutuales. El más reciente, el del propio Llamosas.
“Es lógico, Martín arma su equipo. El Gringo lo acepta, nada se hace sin que él sepa. Es la ley del peronismo cordobés, uno decide, el otro respeta”, matizan las mismas voces.