El factor Monteverde y el desgaste inquietan al oficialismo. Javkin y Pullaro, una relación especial. La baja de homicidios, central para el análisis.
El intendente Pablo Javkin y el gobernador Maximiliano Pullaro lanzarán este miércoles el Acuerdo Rosario.
Al ser la ciudad más poblada, Rosario es de calibre grueso para la política de Santa Fe. Pablo Javkin va por su segunda gestión, pero afronta amenazas en el horizonte, internas y externas. El gobernador, Maximiliano Pullaro, apuesta fuerte a hacer crecer su armado local, pero otros partidos de Unidos para Cambiar Santa Fe también afilan los colmillos.
Javkin no es Pullaro, nunca lo fue. El intendente disfruta lo que no pudo celebrar bajo la tutela del peronista Omar Perotti: una baja considerable en la cantidad de homicidios, clave y central para el cambio de humor de la ciudad. Hay que decirlo con claridad: por el momento funciona el plan de seguridad que el gobernador despliega en Rosario.
Como si fuera poco, este miércoles la Casa Gris lanzará y firmará con Javkin el Acuerdo Rosario, el listado de unas 20 obras que la provincia desplegará en la localidad, con fondos propios en la mayoría y financiamiento externo en un par de casos.
Todo ese salvataje de la gestión provincial para Rosario tendrá su correlato con el factor político el año que viene. “Nos vamos a diferenciar con Pablo, claramente”, avisa un alfil del pullarismo, de cara a la competencia electoral de 2025. “No está todo tan bien, no lo vamos a atacar, pero vamos a jugar”, agrega la fuente.
Pullaro sacó 62 puntos en 2023 en Rosario, una torta enorme. ¿Cómo hacer para trasladar ese bolsón de votos a una figura propia? Es una pregunta que empieza a formularse el pullarismo rosarino, que hoy en la formalidad está compuesto sólo por la concejala Anahí Schibelbein. Hay un tutelado, no radical, el socialista Federico Lifschitz, persona de confianza del gobernador. ¿Quién ordena –u ordenará– Rosario dentro de Unidos? Es otra buena pregunta coyuntural.
Pullaro le dio juego a todo el frente al asumir, pidió un equipo de “minigobernadores”, potenciales para su sucesión. ¿Javkin quiere lo mismo? Desde el formato de conducción del intendente puede remarcarse que, con el ingreso de Sebastián Chale a Gobierno, un aliado casi propio, procuró abrir el juego. A seis meses y monedas del cambiazo, ¿lo logró?
A decir de algunas sociedades dentro de la coalición, Javkin no lo consiguió. El socialismo, el de Clara García, por un lado, y el de Lifschitz, por el otro, reprochan la falta de funcionamiento de una mesa política del frente y carburan, como hicieron en 2023, una estrategia electoral propia. Además, no sólo el PS codicia Rosario y quiere hacer la suya. La vicegobernadora Gisela Scaglia, por caso, tiene expectativas depositadas en Miguel Tessandori. “Es mi candidato”, le dice a quien la escuche.
Javkin mantiene su sociedad con la presidenta del Concejo, María Eugenia Schmuck, quien tiene toda la cintura necesaria para el lugar. Si bien es pronto, para 2025 puede, si quiere, apelar nuevamente a Ciro Seisas, aunque sería como mínimo extraño que regresara al Concejo de donde se fue para ser senador. Otra opción sería posicionar y ponderar a alguien de su gabinete (¿Carolina Labayru?), pero sería su plan, no el de la coalición.
¿Qué hay enfrente? Está Juan Monteverde como candidato puesto. Perdió el ballotage ante Javkin, pero quedó de pie y creció en armado, junto a varios sectores peronistas. A priori, le tocaría enfrentar en una interna a Lisandro Cavatorta, que termina su mandato y quiere repetir. Si finalmente la competencia se concreta, merece respeto. Como mínimo.
Después asoma el enigma de La Libertad Avanza. Si el partido de Javier Milei se formaliza, Unidos tiene allí otra complicación, porque el libertario no le saca votos al peronismo o a Ciudad Futura, se los quita al oficialismo. Si la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, logra convencer a un periodista para que se lance a la contienda, el escenario es complicado. Como para arrancar.
Por eso se dice que toda la solidez política que Unidos muestra en la arena provincial no se sostiene en Rosario. Es pronto, es verdad: 2024 es el año de la gestión, pero Javkin tendrá que hacer frente al desgaste de seis años de gobierno en el turno electoral que viene. ¿Pullaro se cargará al hombro la elección rosarina? ¿El intendente rivalizará internamente con el gobernador? ¿Habrá vía libre para quien quiera competir? Muchos intereses y preguntas para la codiciada Rosario.