Un grupo de diputados y diputadas del PRO cristalizaron con un desplante su disconformidad con la conducción del expresidente Mauricio Macri y de Gisela Scaglia en Santa Fe. Debaten entre quedarse o irse del bloque y juegan al límite contra Unidos de cara a las elecciones.
Entre los rebeldes se destacan dos cabecillas: José Núñez -histórico ladero de Federico Angelini y uno de los pocos macristas que pudieron colar nombres en las listas de La Libertad Avanza en Santa Fe- y Gabriel Chumpitaz -el primer amarillo que fichó con Maximiliano Pullaro allá por 2021, aunque hoy se muestra más que alejado-. Del grupo también participan Verónica Razzini -aliada de Chumpitaz-, Alejandro Bongiovanni, hombre de la Fundación Libertad, y Luciano Laspina, diputado por Santa Fe, pero con terminales en Buenos Aires y nula presencia en la Bota.
Las razones del desplante a Mauricio Macri
Si bien era sabido que el grupo venía rumiando contra la conducción de Macri y, más notoriamente, de Scaglia, la visita del expresidente a Rosario fue la oportunidad en la que pudieron hacer notar su disgusto. No solo porque el grupo decidió no participar de las actividades encabezadas por el presidente del PRO y la vicegobernadora, sino también porque se encargaron de enviar mensajes indiscretos al periodismo remarcando la decisión. Antes, Nuñez había sido el encargado de notificar la inasistencia a Facundo Perez Carletti, secretario general del PRO.
La principal razón, que repiten los voceros del grupo rebelde, es que no conciben una alianza con el socialismo. Por eso, los cañones apuntaron primero a Scaglia. Sin embargo, hay otra queja, relativa a efectividades conducentes: el grupo no obtuvo el protagonismo que pretendía tanto en cargos del gabinete como en candidaturas dentro de Unidos. Flota una incógnita: ¿Qué hubiese pasado si la ganadora de la elección de 2023 hubiese sido Carolina Losada, que llevaba como candidato a vice al propio Angelini?
Con el expresidente la bronca es derivada de la situación provincial. Macri bendijo en su momento a Scaglia para que conduzca el partido y hasta quiso viajar a la Bota a firmar el acta constitutiva de Unidos. “Él había dicho que el PRO jugaba solo o hacía un frente con los libertarios, pero en Santa Fe no nos dieron esa posibilidad”, explica, en estricto off, un rebelde. “No me siento cómodo en una alianza con el socialismo si Macri todo el tiempo dice que el socialismo es lo peor que le pasó al país”, suma. Sin embargo, ninguno aún pretende cruzar públicamente al calabrés.
Cristian Ritondo, el pacificador
Si bien se movieron en conjunto, en el bloque rebelde afloran grietas en torno al futuro. Más precisamente, cuando se discute si romper o no. Algunos juran y perjuran que el tema no se habló, que “no sería negocio para nadie” y ensalzan la figura de Cristian Ritondo como el último dique de contención: “Sin él, esto sería un cachivache”. El dúo Razzini-Chumpitaz luce más dispuesto a aceptar alguna de las ofertas para sumarse al grupo libertario de la cámara baja: “Esperamos instrucciones de Patricia Bullrich ”, aseguran.
Las diferencias guardan cierta lógica con los intereses de cada uno. Núñez y Bongiovanni fueron electos en 2023, por lo que aún les restan dos años de mandato y eso se nota en su tranquilidad. Laspina y Chumpitaz quedan sin paraguas a fin de año, pero mientras el primero seguramente sea contenido por sus terminales porteñas -tiene sobre la mesa una oferta para sumarse al directorio del Banco Nación-, Chumpitaz debe procurarse su futuro. En esa misión, apretado por los tiempos, se ve obligado a tensionar. Razzini, aliada suya, lo acompaña aunque tenga banca asegurada hasta 2027.
Unidos, ya no
El grupo ya se considera fuera de Unidos. De hecho, apuntan a integrar listas de La Libertad Avanza. El grupo de Núñez ya lo logró, con la tutela de Bullrich -puerta de entrada al mundo libertario- y la carta de Juan Pedro Aleartcomo herramienta de seducción para vencer la tozudez de la tropa de Milei. Aunque ni él ni su entorno lo reconocen, el rumor de que Chumpitaz apuesta a integrar la nómina libertaria de candidatos a diputados no para de sonar.
La estrategia es un juego peligroso en términos políticos. Confrontar con Unidos en una elección en la que el propio gobernador pone el cuerpo como candidato podría significar, de escalar, una ruptura de relaciones con la Casa Gris. El tema es que, a diferencia de otros, tienen algo que perder. Principalmente, cargos.
Por ejemplo, dirigentes de Chumpitaz controlan el Aeropuerto de Rosarioy la Inspección General de Personas Jurídicas. Además, dos familiares directos del diputado tienen sendos cargos en el Ministerio de Seguridad y en la unidad ejecutora de la nueva cárcel de máxima seguridad. A Núñez, por su parte, le responde el secretario de Producción rosarino, Leandro Lopérgolo. En el grupo confían en que esos cargos no se tocarán. “Son acuerdos que no tienen que ver con la discusión del futuro”, aseguran. Sin embargo, decidieron preservarlos de la disputa electoral.