Tras una pelea que los alejó y meses de picantes cruces públicos, Amalia Granata hizo las paces con su amigo Javier Milei. La novedad suma ruido al armado libertario, dado que el contacto fue directo entre el Presidente y la mediática, eludiendo la venia de Romina Diez, jefa de la franquicia de La Libertad Avanza en Santa Fe.
El acercamiento se dio a través de una charla telefónica la semana pasada, en la previa a la sesión en la que Unidos para Cambiar Santa Fe logró aprobar la ampliación de la Corte Suprema y Granata aprovechó para darle rienda suelta a su lengua filosa. “Gildo Pullaro”, llegó a apodar irónicamente al gobernador. Es la segunda vez que aprovecha sesiones para desplegar su show opositor, con un claro tono libertario. No sería extraño pensar que el tema haya sido charlado entre los amigos recientemente reconciliados.
Los intermediarios del reencuentro no fueron santafesinos. Es un dato a destacar: en la tropa de Diez casi que detestan a Granata y en las últimas semanas hasta la acusaron, siempre en off, de tener algún tipo de acuerdo con Pullaro. El acercamiento, entonces, puede llegar a enturbiar el hasta ahora sólido vínculo que la presidenta de LLA Santa Fe demostró con la Casa Rosada, de la mano de Karina Milei. En el entorno de Diez aseguran que tendrán uso exclusivo de la lapicera para definir las listas en la provincia.
Los detalles de la conversación entre Amalia Granata y Javier Milei
Existieron dos celestinos, viejos amigos entre sí, que hace tiempo venían limando asperezas para que se concrete el acercamiento. Por el lado de la diputada santafesina, se trata de su marido, Leonardo Squarzon. Del lado del primer mandatario, fue su principal asesor, vértice del Triángulo de Hierro, Santiago Caputo. La Mano del Rey y el dueño de Almacén de Pizzas son amigos hace varios años. El tenis, una de las pasiones de Squarzon -fue entrenador de conocidos profesionales-, habría sido lo que los unió. No fue parte de las negociaciones la Hermanísima, Karina Milei.
De hecho, el contacto se dio a través de los teléfonos de Caputo y Squarzon. Según dejaron trascender desde el entorno de los protagonistas, la charla tuvo un tono más personal que político. “Priorizaron recomponer una relación que en un momento estuvo buena y que se fue mancillando”, contó una garganta. “No se habló más que eso, ambas partes admitieron errores y se pidieron disculpas”, sumó. Cerca de la diputada remarcan un detalle y lo señalan como una consecuencia del acercamiento: “Fijate que hace un tiempo Amalia dejó de pegarle a Javier”.
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Amalia Granata y su bloque, durante su primera embestida contra Pullaro: judicializaron la reforma previsional.
El quiebre entre Amalia Granata y Javier Milei
El alejamiento se había dado a mediados del año pasado, cuando Milei ya estaba lanzado en su carrera presidencial. Ese enero, el libertario le había pedido a su amiga que sea su candidata a gobernadora en Santa Fe. Granata se negó por dos razones: no consideraba que fuese a ganar -y se quedaría además sin banca como diputada- pero, si un cisne negro la hubiese depositado en la Casa Gris, no habría tenido estructura para gobernar.
La mediática le explicó que por el desdoblamiento de las elecciones y por el uso de una boleta única por categoría en Santa Fe es casi imposible el arrastre electoral. El entonces candidato pareció haber entendido, pero fue el primer ruido en el vínculo. Luego, con la inclusión de Nicolás Mayoraz en la lista santafesina de candidatos al Congreso de La Libertad Avanza, la relación estalló: Granata odia a Mayoraz por haberle roto el bloque en su primera experiencia como legisladora. Incluso, su principal colaborador, el diputado Emiliano Peralta, lo denunció penalmente cuando trabajaba con él.
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Amalia Granata y Emiliano Peralta, ahora compañeros de banca. Comparten enemigo: Nicolas Mayoraz.
La reforma constitucional de Santa Fe, el próximo desafío
La conversación se conoce justo cuando empiezan a observarse fisuras en el bloque de Granata en la Legislatura de cara al tratamiento de la reforma constitucional de Santa Fe. Omar Paredes, que responde a José Bonacci, se apartó de la mayoría y decidió abstenerse en la votación por la reforma judicial. En Somos Vida saben que tiene un viaje programado para la próxima semana y, si es cuando se vota la declaración de necesidad de la reforma constitucional, creen que no asistirá. “Si suspende el viaje, es para votar a favor”, razonan.
Paredes no es el único del bloque de siete escaños que atrae las miradas. El interrogante también se abrió sobre Edgardo Porfiri: hay más de una versión circulando por los pasillos de la Legislatura que apuntan a un hipotético cambio de voto de su parte. A diferencia de la duda que tienen con Paredes -basada en una firme sospecha de negociaciones subterráneas con la Casa Gris-, cerca de Granata descuentan que Porfiri “va a jugar bien”. Evidentemente, le confían: corrieron al anterior secretario de bloque, Daniel Machado, para poner a una persona de su entorno en ese cargo.
No es el único factor que tensiona la convivencia. Tampoco cayeron bien puertas adentro las dos reuniones que Granata tuvo con Marcelo Lewandowski. La mediática fue interpelada en una de las reuniones sobre los motivos de esos encuentros por sus pares, algunos -como Paredes o Malfesi- de claro tinte antikirchnerista. Ella despejó dudas. “Hay que llevarse bien con la oposición de verdad, no con Omar Perotti”, fue el saldo de la explicación, según reconstruyó una fuente que estuvo presente. Por lo pronto, descartan de plano un acuerdo: “Pueden venir a Somos Vida, pero conduce Amalia”.