En las filas del delfín de Patricia Bullrich juran que con la vicegobernadora la discusión está zanjada. Descartan una alianza con los Milei en la provincia.
Federico Angelini, Maximiliano Pullaro y Gisela Scaglia, momento de definiciones.
El exdiputado Federico Angelini prefiere esquivar los roces internos en el PRO de Santa Fe. Por eso evita confrontar con la vicegobernadora Gisela Scaglia, a quien le cedió el control del partido amarillo en la provincia. Al mismo tiempo, le pone un freno a las ansias de confluir electoralmente con La Libertad Avanza, pese a ser funcionario del Gobierno.
Justamente, el delfín de Patricia Bullrich está abocado a su gestión en el Ministerio de Seguridad como subsecretario de Intervención Federal de la Secretaría de Seguridad y con agenda casi a tiempo completo en Buenos Aires, lo que lo obligó a cederle en custodia la rosca y el territorio a Cristian Cunha, quien quedó a cargo de la asamblea partidaria.
“Hay un equilibrio, nadie puede hacer las cosas solo”, pregonan fuentes del angelinismo y confían en que los movimientos que contó Letra P de la tribu de Scaglia para obturar cualquier intentona de alianza con La Libertad Avanza no sucederán. “No va a ocurrir eso, se romperían acuerdos inclusive por fuera del partido”, cierran puertas. Así, Unidos parece ser la síntesis para competir el año próximo en lo local, aunque a escala nacional todo está por verse.
“Estamos muy cómodos siendo parte del gobierno. (Maximiliano) Pullaro está haciendo muchas cosas que nos hubiera gustado hacer a nosotros”, ponderan aunque, aclaran, “siempre se quiere tener más protagonismo”.
“A ninguno se le ocurre sacar los pies del plato”, dicen voces de ambos sectores pensando en Unidos. “No hay ni un solo intendente ni presidente comunal que quiera salir de ese lugar”, agregan, sabiendo la potencia del sello tras los primeros meses de gestión y con varias localidades (como Helvecia, Villa Minetti San Guillermo o Sauce Viejo) que también tendrán sus comicios para cargos ejecutivos en 2025.
“En lo provincial podemos ser una suerte de contrapeso del socialismo”, analizan sobre lo discursivo y el balance interno en una construcción tan amplia como la que gobierna en Santa Fe.
Quienes rodean a Angelini aún no aventuran un escenario concreto en el marco de un acuerdo con La Libertad Avanza. La discusión entre Patricia Bullrich y Mauricio Macri, ineludible, será lo que acomode los tantos de arriba para abajo. Allí, analizan que posiblemente no haya mucho espacio para salir de la dualidad entre LLA y el peronismo, tal como años atrás sucedió con Juntos por el Cambio.
“Ahí el PRO tiene mucho más protagonismo -analizan sobre el gobierno de Javier Milei-, pero todavía no está saldada la discusión, aunque se va avanzando”, dicen. Además, resumen que la importancia está en la relación con los gobiernos en temas como la seguridad “más que un lugar en las listas”.
Con mandatos que se vencen tanto en Diputados como en los concejos locales, la idea del espacio del excandidato a vicegobernador es poder respetar a la dirigencia fiel que viene trabajando desde hace tiempo.
Figuran en la nómina nombres como el de Cunha -aunque cerca del funcionario manifiestan su buen pasar en la gestión santafesina-, Carlos Cardozo en Rosario o inclusive Gabriel Chumpitaz, que explora la posibilidad de liderar una vertiente propia.
Sin embargo, también se mira con atención a cuadros propios con aires de renovación. Leandro Lopérgolo, secretario de Producción en el gobierno de Pablo Javkin, asoma, así como Sara Casiello entre las juventudes.
A su vez, los outsiders -un rubro en el que el PRO hizo punta hace ya varios años- no están descartados. “Hay conversaciones, se está hablando con gente con ganas de sumarse. Caras conocidas”, revelaron a Letra P. De todos modos, avisan: “Tienen que tener prestigio, hoy la gente exige eso”.
Otro de los problemas que se vislumbraron puertas adentro en las últimas elecciones es la falta de posibilidad de síntesis en las distintas expresiones del PRO. “Si todos queremos que el partido tenga una representación es importante que se dialogue”, dicen con la guardia alta.
Los próximos meses serán clave para ver si el diálogo es tal, sabiendo que todos tienen sus aspiraciones y nombres en puja. “Estamos hablando para tener una lista de unidad”, dicen en el scaglismo.
“Eso obliga a tener un planteo menos individual y más colectivo”, conceden en las filas de Angelini, recordando el impacto negativo y el esfuerzo de la última interna a nivel nacional. “Ahí surgen los problemas: cuando hay más gente que quiere jugar que lugares disponibles, pero ir con 60 listas tampoco tiene sentido”, condensa un referente con recorrido.